¿Esquilmando al público?


Obviamente el interés de los bancos que participaron en asumir las cuentas del Banco del Café es económico porque no se trata de acciones de caridad, pero lo lógico serí­a que cada uno de ellos tratara de captar la mayor parte de las cuentas del banco cuyas operaciones fueron cesadas por la Junta Monetaria con base en buen servicio. En cambio, según denuncias públicas hechas por clientes que han sido atendidos por Banrural, si quieren retirar su dinero les están exigiendo un pago por gastos administrativos que oscila entre los cien y los doscientos cincuenta quetzales por cuenta.


Si tomamos en consideración que se decí­a que Bancafé tení­a más de un millón de cuentahabientes, estamos hablando de un negocio que puede significar ingresos de un plumazo de entre cien y doscientos cincuenta millones de quetzales, si todos los bancos operaran de la forma en que ahora lo hace Banrural. Y repetimos que hay que entender que entrar a batear en las condiciones en que lo hicieron tres bancos no era cosa fácil y los riesgos siguen siendo altos y sólo gracias a la proverbial paciencia del guatemalteco no hubo desaguisado alguno, pero obviamente el atractivo del negocio era quedarse con los clientes y eso dependí­a de un buen servicio.

Pero como el servicio ha sido exasperantemente lento y poco atento con los clientes, muchos han pensado que mejor sacan su dinero y lo llevan a otro banco, lo que hizo que las autoridades de alguno de los bancos pensaran que si no se quedan con el cliente, por lo menos se quedan con una tajada de su dinero. Para un ahorrante que tení­a una cuenta de decenas de miles de quetzales, dejar doscientos cincuenta de ellos a cambio de que le devuelvan su capital puede parecer insignificante. Pero muchos de esos cuentahabientes eran personas que tení­an pequeñas cuentas de ahorro y los doscientos cincuenta quetzales son mucho más del diez por ciento de su modesto capital, lo que hace que la acción se convierta en algo que la Superintendencia de Bancos debiera investigar porque los clientes no tienen la culpa de las deficiencias en el proceso de administración del Banco del Café.

Creemos que es indispensable que se actúe con elemental respeto con la gente que ha sido ví­ctima de este proceso y que no puede cargar con cuentas ajenas. Repetimos nuestra absoluta comprensión por el hecho de que los bancos que salieron a operar las cuentas de Bancafé no son casas de beneficencia ni están haciendo una obra de caridad, pero aparte es el justo y lógico afán de lucro que nada tiene que ver con un acto en el que se esquilma a personas que no tienen medios de defensa y que con tal de recuperar sus pequeños ahorros, «caen muertos» con un cobro sin fundamento realizado en condiciones que huelen mucho a alevosí­a y ventaja.