Las Esperanzas por venir, podríamos interpretarlas como Cel deseo por que se cumplan nuestros pensamientos, deseos, ideas, pretensiones y/o aspiraciones en un futuro cercano. Es decir, una especie de confianza en Dios para que suceda lo que deseamos, por medio del buen actuar de los hombres, en la aplicación de los valores morales, éticos y espirituales en el desarrollo de los actos de la vida que nos afectan de forma directa o indirecta.
Tal vez sea mucho pedir a quienes han hecho de su actividad usual un medio para beneficiarse con el dinero ajeno, que cambien de actitud; tal vez sea mucho pedir que principiemos todos a ejercitar una dosis mínima de tolerancia en cuanto al respeto por la vida de los demás y de los bienes nacionales. ¿Será mucho pedir a los comerciantes, empresarios, industriales, transportistas, expendedores de combustible, terratenientes, finqueros, agricultores, banqueros y financieros para que el próximo año principien a cambiar su actitud para con los miembros de la sociedad con quien tienen relaciones de tipo comercial y/o laboral?
Y pedimos lo mismo a los alcaldes, gobernadores, secretarios de Estado, viceministros, ministros, políticos en ejercicio del poder, políticos en la Cllanura, jueces de paz, de primera instancia, magistrados de salas de apelaciones, magistrados de la Corte Suprema de Justicia y de la Corte de Constitucionalidad; también a los diputados les hacemos la petición para que ubiquen su pensamiento, su dignidad, su obligación social para desarrollar un trabajo en beneficio de sus electores y de la población guatemalteca en general.
No podemos dejar de hacer la misma petición a las personas integrantes del Tribunal Supremo Electoral; a quienes laboran en el Ministerio Público con su honrosa calidad de velar por la investigación de la verdad; así mismo a quienes trabajan en las aduanas para que su conducta sea apegada a la ley, y no se pueden quedar sin mencionar los integrantes de la Policía Nacional Civil, quienes tienen el deber de velar por la seguridad de la sociedad; a los médicos, enfermeras y administradores de hospitales nacionales y del IGSS para que ya no haya sustracción de medicinas y medicamentos.
El privilegio que se tiene con la oportunidad de desempeñar algún puesto dentro de administración pública, OBLIGA al servidor público, sea empleado o funcionario, a prestar el servicio por el que se le paga, en las mejores condiciones y con los mejores resultados para el público usuario.
Lo anterior, constituye, nuestras esperanzas por venir en el año 2010, es decir, que esperamos cambios sustanciales en la vida nacional; cambios que beneficien a la población y a quienes desarrollan su trabajo de forma honrada y cabal.