Tras una infructuosa «ofensiva de simpatía» Barack Obama y los demócratas del Congreso esperaban convencer a los republicanos de votar el plan de reactivación.
La aprobación de este plan de 819 mil millones de dólares en la Cámara el miércoles por la noche, por 244 votos contra 188, no contó con ningún sufragio republicano.
Pero Obama no cedió en sus esfuerzos. El viernes de la semana pasada había invitado a los dirigentes de los dos partidos y de las dos cámaras a la Casa Blanca, y el martes fue en persona a discutir en el Capitolio con los republicanos.
Ayer, en un cambio de estrategia, los demócratas pidieron a los trabajadores que telefonearan a los republicanos en los estados afectados por las crisis, y difundieron por televisión un anuncio en el cual Obama lanza una advertencia sobre las consecuencias de la recesión.
Paralelamente, el primer mandatario prosigue llamando al trabajo conjunto entre los dos partidos.
Obama se dijo «decepcionado» pero «sabe que llevará algo más que algunos días cambiar la forma como Washington funciona», declaró el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs. El presidente «seguirá tendiendo la mano» a los republicanos, añadió Gibbs.
El primer mandatario explicó en un comunicado anoche que el proyecto de ley podría sufrir enmiendas en el Senado, y llamó a dejar de lado las motivaciones «partidarias».
«Obama se desenvuelve muy, muy bien en este punto. Puede decir que ha dado el primer paso, y que ha oído lo que tenían para decirle», estimó Eric Davis, un especialista en política presidencial en el Middlebury College en Vermont (noreste).
Pero en el Senado los republicanos están mejor posicionados que en la Cámara para hacer oír su voz.
La Casa Blanca dio a entender que esperaba que el Senado acogiera más ideas republicanas, a fin de obtener un apoyo más importante de los conservadores en la «conferencia» de conciliación entre ambas cámaras que deberá ponerse de acuerdo sobre el texto final.
Algunos demócratas dicen en privado que los republicanos se aferran a sus ideas sobre renuncia fiscal, estimando que su partido no tiene nada a ganar con un apoyo a los demócratas puesto que, si fracasa, será mejor para ellos haber votado en contra.
Los republicanos de la Cámara, quienes recuerdan que once demócratas votaron contra el plan de reactivación, estiman que sus ideas son mejores y fueron aprobados en los sondeos recientes, en los cuales las medidas de alivio fiscal son preferidas a los gastos públicos para ayudar a la economía a recuperarse.
Los republicanos «no tendrán problemas al volver a sus casas y explicar a las familias en dificultades que votaron contra un proyecto de ley imprudente, con miles de millones de dólares de gastos públicos», declaró Brad Dayspring, portavoz del líder republicano en la Cámara, Eric Cantor.
Ayer, los senadores republicanos acusaron a los demócratas de ignorar los llamados de Obama a dejar de lado las tendencias partidarias.
«Como estadounidense, quiero que lo que se haga sea bueno para el país, sin que me importe quién se verá beneficiado», dijo el senador Bob Bennett, quien prometió votar contra este plan «porque no va a funcionar».
Para Eric Davis, los republicanos deberán, no obstante, preguntarse si desean ser conocidos de aquí en adelante como el partido del «no».