La afición cubana aguarda impaciente un duelo de titanes este domingo, cuando la «Maquinaria Roja» enfrente en su debut en la segunda fase del II Clásico Mundial de béisbol a Japón, la novena que hace tres años destrozó el sueño isleño de coronarse campeón.
«Va a ser tremendo juego, un choque de trenes, porque los dos países tienen buenísimos equipos, realmente cualquier cosa puede suceder», declaró José Almira, un chofer de 44 años, en la «esquina caliente», un punto de espontánea reunión de acalorados debates beisboleros, en pleno corazón de La Habana.
Pero realmente toda la isla es una esquina caliente. La «pelota» y el Clásico son los temas de agromercados, gasolineras, paradas de ómnibus, centros laborales y escuelas, donde la pasión salta incluso a la prensa y los telediarios.
Las fortalezas y posibles lados débiles de uno u otro equipo de cara al juego, y los pronósticos sobre quien será el vencedor, dominan los comentarios.
«El pitcheo asiático sigue siendo un enigma para nosotros, pero yo digo que por debajo de la tierra Daisuke Matsusaka no nos va a lanzar», ironizó Almira, en alusión al pitcher que derrotó a los caribeños 10×6 en la final del I Clásico (2006) privándolos del título.
Aunque Cuba, tricampeona olímpica y 25 veces mundial de béisbol, tomó desquite de Japón en los Juegos Olímpicos de Pekín-2008, el partido, previsto para las 16H00 hora de Cuba (20H00 GMT) del domingo en San Diego, California, sabe a revancha, pues el triunfo asiático en el primer Clásico aún duele.
En su camino a la segunda ronda, los cubanos vencieron 8×2 a Sudáfrica, 5×4 a Australia y a México por nocaut de 16×4, quedando invictos en el grupo B, pero la afición local considera a San Diego como una final adelantada, donde los cubanos integran una llave con Japón y Corea del Sur, que le arrebató el título olímpico en Pekín, además de México.
La impaciencia fue alimentada por el líder Fidel Castro, quien en un artículo el lunes, dijo que le gustaría una final de sus país contra Japón.
«El equipo japonés es excelente, me gustaría que nuestra victoria en el Clásico se alcanzará a costa de ese conjunto de gran maestría técnica», dijo Castro, gran aficionado a los deportes, especialmente al béisbol.
Pero el nerviosismo y la tensión van en aumento en la isla en la medida en que corren las horas hacia el domingo.
«Los japoneses tienen a Matsusaka y también a Yu Darvish, y pueden darse el lujo de poner un pitcher en cada entrada, sólo espero que nuestros hombres respondan al bate», dijo Vladimir Rodríguez, de 37 años, quien ya compró su «su botellita de ron» y un «picaíto» para ver el juego con unos vecinos, una escena característica en Cuba, sazonada de gritos, discusiones, humo de cigarrillo y habano.
El albañil Alexis Ramos, en cambio, está convencido de que será Japón, quien se «llevará el gato al agua».
Al referirse a la segunda fase del torneo, el diario oficial Granma destacó la calidad de las novenas de Japón y Corea del Sur, a las cuales consideró «dos grandes obstáculos para la selección cubana», «si, como se dice, el pitcheo en el béisbol es el 75% de las victorias».
Pero como muchos aficionados, Rodríguez confía en que si Cuba logra sortear la segunda fase, entonces «tendrá grandes posibilidades de volver a llegar a la final, e incluso de llevarse el título». «Eso sería fabuloso».