Esperan atentado de ETA


Operativos. La Guardia Civil española redoblará esfuerzos ante la decisión de ETA de retomar las armas.

La policí­a española cree que ETA se ha reorganizado durante la tregua que habí­a anunciado en marzo de 2006, y que ahora tiene capacidad para llevar a cabo a partir del verano (boreal) atentados con importantes cantidades de explosivo en todo el paí­s.


Las autoridades regionales vascas no excluyen, no obstante, que la organización independentista vasca, considerada responsable de 819 muertes en casi 40 años de lucha armada por la independencia del Paí­s Vasco (norte), vuelva a asesinar a concejales, como ocurrió tras la ruptura de su última tregua en enero de 2000.

Al dí­a siguiente de que ETA anunciara su vuelta a la lucha armada «en todos los frentes» a partir de las 00H00 del miércoles, el ministro español del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, reconoció que la organización armada puede cometer un atentado en cualquier momento.

Pese a ello y en declaraciones a la radio privada Cadena Ser, las «elucubraciones» de la prensa sobre los efectivos y la capacidad real de ETA. «Tenemos una idea aproximada porque nunca hemos bajado la guardia», se limitó a declarar Rubalcaba.

En un informe fechado el 19 de abril, citado el miércoles por el diario El Paí­s, las informaciones de la policí­a española esbozan un cuadro alarmista del potencial de la organización clandestina.

En el caso de ruptura de alto el fuego permanente (decretado el 22 de marzo de 2006), ETA «a corto plazo estará en disposición de suficiente capacidad operativa que le permita mantener un nivel de amenaza constante, no sólo en el Paí­s Vasco y Navarra, sino también en el resto del paí­s», afirma el informe.

Sus autores hablan del uso del «procedimiento del coche bomba u otros artefactos explosivos, con llamadas previas y evitando, en lo posible, la existencia de ví­ctimas mortales».

La preocupación era palpable el miércoles en España. Las medidas de seguridad se han reforzado desde el martes en el puerto de Valencia (este), donde tiene lugar la Copa del América, constató la AFP.

El Real Madrid reclamó un refuerzo de las medidas de seguridad en torno a sus jugadores, que se desplazan el sábado a Zaragoza (noreste) para su penúltimo partido de Liga, afirmó el miércoles el diario deportivo Marca.

Los analistas subrayaban que ETA podrí­a apuntar ya desde este verano a intereses turí­sticos en la costa mediterránea, como hací­a tradicionalmente antes de la tregua, aunque en general con atentados de baja intensidad desde 2003.

«No son más que especulaciones, por supuesto. No creo que vayan a asesinar, sino más bien cometer atentados como el del 30 de diciembre en el aeropuerto de Madrid (en el que murieron dos ecuatorianos) para mostrar su fuerza a toda España», cree Gorka Landaburu, director del semanario Cambio 16.

ETA, que necesita dinero fresco tras su tregua, seguramente «va a presionar» a los empresarios vascos y navarros, según este periodista vasco que recuerda que la organización envió recientemente una nueva oleada de cartas de extorsión, aunque la Confederación Empresarial Vasca (Confebask) dijo que no tení­a «constancia de ningún tipo» sobre nuevas misivas.

Mucho más alarmista es el redactor jefe de la agencia vasca Vasco Press, Florencio Domí­nguez. Cree que el Partido Nacionalista Vasco (PNV, en el poder en el Paí­s Vasco desde 1980), y el departamento de Interior vasco (ministerio regional), comparten «la opinión de que ETA va a volver a asesinar».

«Se basan en dos hechos objetivos», explica. El descubrimiento de bombas lapa -utilizadas otrora por ETA para asesinar a personas una vez que subí­an a sus vehí­culos- y la incautación de una lista con objetivos potenciales en el desmantelamiento de un comando en el Paí­s Vasco y en Navarra (norte) en marzo.

Según él, ETA tendrí­a como objetivos principales a concejales vascos del Partido Popular (PP, derecha) y a socialistas crí­ticos con la lí­nea de diálogo hasta ahora defendida por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE, en el poder central) de José Luis Rodrí­guez Zapatero.