Esperan acuerdo para Doha


Impulso. El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, ha impulsado la reactivación de la Ronda de Doha.

Brasil y Estados Unidos esperan que en 30 dí­as se alcance un acuerdo sobre las negociaciones de la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio (OMC), dijo hoy el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, tras la reunión del sábado con su par estadounidense, George W. Bush.


«El presidente Bush dijo a la prensa que quiere el acuerdo en la OMC. Dijo que está dispuesto a hacer ese acuerdo. En la reunión conmigo, personalmente me dijo que en estos próximos 30 dí­as deberemos cerrar el acuerdo», dijo Lula en su programa semanal de radio.

El mandatario brasileño anunció que llamará esta semana por teléfono al primer ministro británico Tony Blair y a la canciller alemana íngela Merkel, cuyo paí­s actualmente ejerce la presidencia de la Unión Europea, para intentar impulsar esa negociación.

«Si hacemos un acuerdo en la Ronda de Doha, pienso que estaremos haciendo un avance extraordinario para que el mundo más pobre pueda tener una oportunidad en el Siglo XXI», afirmó Lula.

Tras reunirse con Lula en la residencia presidencial de Camp David, Bush dijo el sábado a la prensa que «es del interés de Estados Unidos que terminemos» estas discusiones de la OMC.

Los cuatro grandes actores de las negociaciones (Brasil, India, Estados Unidos y la Unión Europea) deben reunirse en Nueva Delhi a mediados de abril para buscar un compromiso agrí­cola.

Iniciadas en noviembre de 2001, las negociaciones de la ronda de Doha fueron interrumpidas el año pasado en medio de desacuerdos sobre los subsidios agrí­colas. En enero comenzó una serie de contactos en procura de ir trazando las lí­neas generales de un acuerdo.

Los 150 paí­ses miembros de la OMC esperan lograr un compromiso antes de fines de junio, cuando expira el mandato de negociación por la ví­a rápida que el congreso de EEUU concede al gobierno.

Los paí­ses pobres piden el fin de los subsidios de los paí­ses ricos a sus agricultores, mientras que los paí­ses desarrollados reclaman concesiones para servicios y bienes industriales.