Espera que las elecciones británicas impulsen la independencia escocesa


Manifestantes antigubernamentales protestan frente a la sede de la Galerí­a Arnol Fini, en donde se llevó a cabo el segundo debate electoral televisado entre lí­deres de partidos polí­ticos. FOTO LA HORA: AFP Adrian Dennis

El partido que gobierna Escocia espera que las elecciones generales británicas del 6 de mayo impulsen sus deseos de independencia, cuestión que podrí­a ser sometida a referéndum este mismo año.


El primer ministro regional, Alex Salmond, quiere que su Partido Nacional Escocés (SNP por sus siglas en inglés) multiplique sus escaños en la Cámara de los Comunes británica, de siete a 20, lo que le ayudarí­a a obtener concesiones en un parlamento sin mayorí­a absoluta.

«Esperamos que el nivel de apoyo en las elecciones generales nos permita impulsar nuestro argumento, pasar ese proyecto de ley para la celebración de un referéndum y dejar que el pueblo escocés se pronuncia sobre su propio futuro», dijo Salmond a poco más de una semana de la cita con las urnas.

Pero aunque no hay una clara mayorí­a parlamentaria, Salmond encontrará otros obstáculos como un incierto apoyo público a la independencia, que algunos sondeos sugieren que se ha reducido desde la crisis económica mundial.

Minoritario en Londres pese a tener el poder en Edimburgo, el SNP puede beneficiarse de cualquiera de los dos escenarios poselectorales más probables, una victoria de los conservadores liderados por David Cameron o un «hung parliament» (sin mayorí­as absolutas).

El partido espera que una victoria conservadora «recuerde a la gente cómo se percibí­an las cosas en los años 1980 en Escocia bajo Margareth Thatcher», dijo el autor David Torrance, que está escribiendo una biografí­a de Salmond.

Veinte años después de dejar el poder, la «Dama de Hierro» sigue siendo una figura controvertida en Escocia, donde se considera que su programa de liberalización económica tuvo un impacto negativo desproporcionado.

Si el Parlamento queda, según sus propias palabras, «colgado de una cuerda escocesa», Salmond espera obtener concesiones como un mayor poder financiero de la asamblea local y proteger a Escocia de los recortes del sector público.

La número dos del partido de Salmond, Nicola Sturgeon, dijo a la AFP en Falkirk (centro de Escocia), que el SNP no se unirá a una coalición de un parlamento sin mayorí­as, pero no descartó acuerdos puntuales.

«Las encuestas sugieren que un parlamento equilibrado es una posibilidad muy real. En ese escenario, el SNP ejercerá una influencia masiva en nombre de Escocia», dijo.

«No habrá coalición o pacto postelectoral entre el SNP y cualquier otro partido británico. Votaremos por los intereses de Escocia y tomaremos nuestras decisiones tema por tema y eso dará a Escocia un gran peso», dijo.

Ninguno de los dos grandes partidos, Laborista y Conservador, parece dispuesto a trabajar con el SNP, y Cameron ha llegado a decir que «nunca hará nada que ponga en riesgo nuestro Reino Unido».

Mientras tanto, hay señales de que el apoyo a la independencia podrí­a haber sido golpeado por la crisis, que afectó especialmente a su importante sector de servicios financieros. Un sondeo YouGov/Daily Telegraph señaló en marzo que 55% de los escoceses votarí­an en contra de la secesión, frente a sólo 27% a favor.

«Separarnos para irnos solos, eso serí­a la caí­da del imperio británico», opinó Archie Wilson, de 70 años. «Gran Bretaña necesita permanecer unida… sino, es adiós a todo».