Espejito, espejito, ¿quién es el más nefasto?


El excelentí­simo Señor Presidente de esta pobre República azotada por todos los males del Universo acaba de lanzar una frase lapidaria, cortante, sin posibilidad de respuesta: «el gobierno de Berger ha sido el más nefasto de la historia».

Héctor Luna Troccoli

Yo no me atreverí­a a afirmar que fue el más nefasto de la historia, pero tampoco me atrevo a defenderlo porque nunca pude observar en ese gobierno algo especial, digno de elogio.

No sé por qué se me vienen a la memoria los gobiernos de Lucas Garcí­a, el mismo Méndez Montenegro (aunque tras él estuviera el Ejército, la mano blanca, el cadeg, la noa y tantos otros grupos de los que tuve el «gustazo» de recibir amenazas de muerte), el de el generalí­simo Rí­os Montt, el mismo Mejí­a Ví­ctores, uno de los cuales, por supuesto, ordenó y ejecutó salvajemente a un gran hombre que se llamaba MANUEL COLOM ARGUETA y con él a tantos otros que eran elementos de gran valor para el paí­s.

Pero fí­jese usted que también me recuerdo de Vinicio Cerezo, Jorge Serrano Elí­as y Alfonso Portillo, y que sus grupos de cuates se robaron todo lo que pudieron, fuera de que más de algún muertecito deben haber dejado en el camino.

En honor a la «verdad histórica» como se utiliza en los discursos polí­ticos, si para el actual mandatario, el «más peor» de todos ha sido don í“scar Berger y según lo secunda su distinguida esposa, doña Sandra Torres de Colom, su consorte «presentará y dará a conocer las pruebas que demuestran que Berger fue el más nefasto de la historia, entonces, Bendito Sea Dios, Guatemala ha tenido uno que otro, como los ya mencionados, que han sido «menos pior». ¡Imaginase usted! Si así­ fuera la cosa, pues básicamente, con excepción del que menciona su Excelencia Colom, todos los demás han sido purí­simos angelitos de «primera comunión», porque cómo va a creer usted que Lucas, Arriaga, Portillo, Serrano, Peralta, Castillo Armas, Ubico, Estrada Cabrera e incluso don Tata Rufo, han cometido algún desaguisado durante su tranquila, beatifica y dulce administración. Y eso que no menciono a Don Pedro de Alvarado (no el actual), que por poco termina con todos los indí­genas, como algunos trataron de hacer después.

Don í“scar Berger tampoco es un niño de primera comunión y sus cosas y cositas debe haber hecho, lo cual nos lo probará su Excelencia ílvaro Colom.

Sin embargo, si no estoy equivocado, alguien a quien admiro mucho llamado Jesucristo (el hombre), dijo que «aquel que esté libre de pecado que lance la primera piedra». ¿Estará libre de pecado Don ílvaro y su segundo de a bordo, don Rafael, sobre todo porque es admirable como viajan turnándose recí­procamente sólo porque la Constitución lo ordena, con el no menos elogioso motivo de sacarnos de la pobreza y sobre todo cómo ganan miserables salarios en tanto los «privilegiados pobres», se quedan con la boca abierta sin tener nada de comida que llevarse a ella o un miserable alimento que les haga creer que ya no tienen hambre.

De todas formas, la opinión de un ciudadano común y corriente es que si hablamos de ex funcionarios, Guatemala está «rellena» de nefastos y que sigo esperando que baje un íngel Vengador y los eche al carajo. He dicho.