España y Portugal, en la mira


Tras la explosión de la deuda y déficit en Grecia, son ahora España y Portugal los paí­ses que hacen temblar a inversores y analistas, que temen que estos paí­ses sufran un descalabro parecido al griego.


Con la tormenta económica que arrecia sobre Grecia, España y Portugal, la Eurozona afronta su prueba más difí­cil desde su nacimiento hace 11 años, que pasa forzosamente por abrir un periodo de austeridad para garantizar la buena salud de las arcas públicas.

Tras la explosión de la deuda y déficit en Grecia, son ahora España y Portugal los paí­ses que hacen temblar a inversores y analistas, que temen que estos paí­ses sufran un descalabro parecido al griego.

Estas inquietudes estuvieron detrás del derrumbe que sufrieron el jueves las bolsas de Madrid y Lisboa, que perdieron respectivamente cerca del 6% y 5%.

El euro retrocedí­a igualmente el viernes por los riesgos de contagio al resto de socios de la Eurozona, integrada por 16 paí­ses, y se situaba por debajo de 1,37 dólares por primera vez en ocho meses y medio.

Hoy, un nuevo jarro de agua frí­a se vertió sobre el gobierno español: el Banco de España anunció que la economí­a no logró salir de la recesión en el cuarto trimestre de 2009, cuando el Producto Interior Bruto (PIB) se contrajo un 0,1%.

El ejecutivo habí­a confiado en que los datos para los últimos tres meses del año revelaran por primera vez un crecimiento de la economí­a y cortara con la racha de seis trimestres consecutivos de recesión.

«Este no es un momento fácil, hay retos fundamentalmente económicos, de gran magnitud, para España y otros paí­ses» en Europa, reconoció el jueves en Washington el jefe del gobierno español, José Luis Rodrí­guez Zapatero.

Pero Zapatero aseguró «no compartir» las dudas que pesan sobre la capacidad del gobierno de reducir el déficit, que se ubicó en el 11,4% de PIB en 2009, insistiendo en que los «fundamentos de la economí­a española son sólidos».

Los mercados no tienen ninguna razón «objetiva» para preocuparse de las finanzas públicas españolas, afirmó el viernes el secretario de Estado de Economí­a, José Manuel Campa.

El ministro portugués de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, lamentó por su parte que su paí­s, también enfrentado a una sangrí­a de sus arcas públicas, se haya convertido en la nueva «presa» de los mercados.

Los responsables económicos de la Eurozona se empeñan entretanto en calmar tanto nerviosismo en torno a los paí­ses más frágiles, reagrupados bajo el sobrenombre de PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia, España).

España y Portugal no suponen un «riesgo» para la estabilidad de la zona euro, indicó el jueves el jefe de fila de los ministros de Finanzas de los paí­ses que comparten la moneda única, Jean-Claude Juncker.

El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, vio motivos para el optimismo al calificar de paso en la «buena dirección» el esforzado plan de ahorro presentado por Grecia para tapar su agujero financiero.

También España y Francia anunciaron en los últimos dí­as nuevas medidas para ceñirse el cinturón e Irlanda ya lo habí­a hecho previamente.

La crisis presupuestaria permite presagiar para la Eurozona un nuevo periodo de tijeretazos en el gasto público con el fin de sanear las arcas públicas que empezaron a vaciarse drásticamente con la crisis financiera mundial de 2008.

Pero las promesas de austeridad no se han ganado por ahora la confianza de los mercados. Si bien la salida de Grecia de la Eurozona parece impensable, la cuestión en boca de todos reside en hasta qué punto la unión monetaria resistirá la tormenta.

La zona euro «atraviesa su primer gran test» y al final «algunos paí­ses podrí­an tener que salir de la unión monetaria», vaticina el economista estadounidense Nouriel Rubini.

«Los mercados parecen hallarse en un estado en que las palabras no bastan», estiman economistas del Royal Bank of Scotland.

En consecuencia, los socios europeos se hallan ante la disyuntiva de pasar a la acción y acudir en ayuda de Grecia. Una posibilidad que se rumorea son los préstamos bilaterales.

La cuestión podrí­a ser abordada durante la próxima cumbre informal de jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea (UE) el dí­a 11 en Bruselas.