Escritor, realizador y crítico de cine, Juan Ferrer dirige desde sus inicios la Muestra de Cine Latinoamericano de Lérida, cuya decimotercera edición se celebra estos días en la próspera ciudad del noreste español.
¿En Latinoamérica existe una rivalidad entre crisis y creatividad?
Es equivocado decir que hacen falta fuertes crisis para que haya mayor creatividad. Lo que sucede con Latinoamérica es que hay muchos, muy buenos y muy jóvenes realizadores.
¿Qué quiere decir esto?
Que ellos, como no dependen tan directamente de las subvenciones y de los productores –porque son escasos y raros– hacen el cine que quieren hacer y no el que les dictan. Cada uno marca su impronta y cuando se ponen con la cámara, son ellos mismos. Esa es la diferencia brutal.
Entonces está todo resuelto.
No. España tendría que poner mayor atención en Latinoamérica, con mayor generosidad e inteligencia. Porque no hay por qué soslayar un mercado potencial de 400 millones de almas. Debería apostar más por este cine con mayor naturalidad y no forzado, como es actualmente.
¿El problema reside en ese «divorcio» de continentes?
No sólo. Es un error tremendo que un argentino no pueda ver películas colombianas o que un mexicano no vea obras chilenas si no es porque las dan en festivales. Nunca llego a saber a qué obedece este comportamiento errático.
Hace varias ediciones «su» muestra de Lérida sacó a la luz «Nueve reinas» y fue un éxito mundial. ¿Tiene algo escondido en la manga para este festival?
Tengo que decir que «Nueve reinas» no se presentó al festival, sino que me lo encontré en la avenida Corrientes. Hablé con Fabián Bielinsky y empezamos a hablar de presentarlo y al final lo hicimos. Son productos de la casualidad. Pero, ojo, que no son los festivales los que hacen a las películas sino al revés.
¿Es decir?
A veces son productos del azar, pero no hay que fiarse del destino. Los festivales deben ser todavía más abiertos. El juez definitivo es el espectador, el festival debe ser un servicio a su disposición.
Pero de algo sirven.
Es curioso que algunos títulos sean más conocidos a través de festivales y no por las exhibiciones. Cuando en realidad las películas tienen su sitio natural en las exhibiciones y no en los festivales.
No me diga que está en contra de los festivales.
Claro que no. Mientras sigan siendo un servicio. Es la única ocasión de ver doce títulos de repente; algo que difícilmente sucede en una sala. Los festivales hacemos una carrera de sprint cuando en realidad deberíamos competir en la de fondo. De lo que me quejo es que muchos festivales ponen como condición que una película se proyecte en exclusiva en él y no en los otros. Y creo que cuantas más veces se vea un filme, mejor. Lo contrario me parece una censura atroz.
Pero siempre quedará sólo una premiada…
En una maleta viene un filme y muchas veces vuelve en ella a su país. Dentro de esa maleta están todos los sueños y no se puede medir la tristeza que transporta cuando pasa la aduana de vuelta a casa… Allí van muchos sueños y esfuerzos…es el mayor desprecio a una obra artística.
La 13ª edición está dedicada a Chile, pero hay un guiño a la inmigración…
Los españoles nos hemos olvidado de nuestra parcela latinoamericana y nos convertimos en lo peor de los europeos…Podemos aparentar lo que queramos, pero alguien tiene que seguir regando las raíces, como lo hace el cine cuando recupera la memoria histórica.