España pidió hoy a Marruecos una aclaración «urgente» de los sucesos violentos ocurridos en el desmantelamiento de un campamento en el Sáhara Occidental, en los que murieron varias personas, incluido un español, aunque evitó condenar la actuación de Rabat.
«España considera que deben esclarecerse de manera urgente las circunstancias en que se originaron los hechos y así se lo hemos trasladado al gobierno de Marruecos», aseguró Jiménez durante la habitual rueda de prensa posterior al semanal consejo de ministros español.
La ministra española también afirmó que Madrid ha «solicitado a las autoridades marroquíes aclaración sobre las circunstancias sobre el fallecimiento del ciudadano español Baby Hamadi Buyema», ocurrido durante los disturbios que sucedieron al desmantelamiento del campamento de saharauis.
Las fuerzas del orden marroquíes asaltaron el pasado lunes en El Aaiún, la principal ciudad del Sahara Occidental, un campamento levantado por los saharauis para protestar contra sus condiciones de vida.
El desalojo y los posteriores enfrentamientos entre saharauis y policías que siguieron al desmantelamiento del campamento, levantado a mediados de octubre, dejó un balance de once muertos, diez de ellos miembros de las fuerzas del orden, y la detención de 163 personas, según un informe oficial marroquí.
El Frente Polisario, movimiento que reivindica la independencia el Sahara Occidental, antigua colonia española, anexionada en 1975 por Marruecos, acusó a Rabat de haber causado «decenas» de muertos, esta semana, durante la revuelta que siguió al desmantelamiento del campamento.
Entre ellos, se encontraría el español fallecido, quien, según aseguró su hermano, Lehmad Hamday Buyema, en una rueda de prensa en Alicante (este de España), fue «brutalmente asesinado» por la policía española, que lo atropelló con un coche.
Tras lamentar la «pérdida de vidas humanas» y solidarizarse con las víctimas y sus familiares, Jiménez aseguró que «el gobierno rechaza la violencia como método para resolver cualquier tipo de conflicto».
«Apelamos a las partes a que retomen la vía del diálogo y hacemos un llamamiento a la contención para que se restablezca la total normalidad en la zona», aunque evitó condenar los hechos.
«Para condenar habría que tener un conocimiento completo de cuáles han sido los hechos que se han producido», afirmó, añadiendo que todavía están a la espera de que algún organismo internacional ofrezca un balance de lo ocurrido.
«Estamos muy preocupados porque creemos que los hechos que se han producido son muy graves, pero ante la confusión y la incertidumbre sobre el número de víctimas, de heridos, esperamos un informe definitivo para hacer un balance», había asegurado poco antes a la televisión privada Telecinco la ministra española.
Jiménez también solicitó a Marruecos que «se facilite el acceso a los medios de comunicación» a El Aaiún, donde Rabat ha impuesto un cerrojazo informativo. Este viernes se espera la expulsión de tres periodistas españoles de la Cadena Ser que habían logrado entrar en el Sáhara Occidental y con los que se solidarizó Jiménez.
Aunque afirmó que el gobierno es «consciente» de la sensibilidad del caso entre los españoles, la mayoría partidarios de los saharauis, recordó que «las relaciones con Marruecos constituyen una prioridad de nuestra política exterior, se trata de una política de Estado».
«Una política que está justificado por diversas razones de orden estratégico, es una relación esencial que debemos mantener, y debemos defender, basada en razones de seguridad, en la lucha contra el terrorismo, la lucha contra el narcotráfico, en la gestión conjunta de los flujos migratorios y también las relaciones comerciales y económicas».