España no tiene necesidad inmediata de solicitar ayuda financiera internacional para poder pagar sus deudas, insistió ayer el presidente del gobierno Mariano Rajoy.
España, que atraviesa su segunda recesión en tres años y padece un desempleo superior al 25%, ha sido presionada para que recurra al programa de compra de bonos del Banco Central Europeo desde que fue anunciado a primeros de septiembre.
El plan fue mayormente designado para frenar la tasa que debía pagar España al subastar bonos soberanos. Pero incluso sin el pedido de ayuda, España ha obtenido una tregua en los mercados en anticipación a que el país pedirá pronto esa ayuda.
«No es imprescindible en este momento», dijo Rajoy en una conferencia de prensa acompañado del primer ministro italiano Mario Monti. «Si creemos que es conveniente, lo haremos».
El interés pagado por España en su bono a 10 años bajó del 7% a un promedio del 5,5% en las últimas semanas tras el anuncio del BCE. El lunes era del 5,65%.
Desde el anuncio del plan, España ha pedido conocer las condiciones que fijará el BCE si es solicitada la ayuda. El gobierno adoptó recientemente nuevas medidas de austeridad y varias reformas económicas. Muchos analistas creen que el plan fue diseñado para frenar las exigencias que planteará la Comunidad Europea en caso de que Madrid solicite ayuda al BCE.
Aunque la deuda soberana italiana es mayor que la española y el país se encuentra igualmente en recesión, el gobierno de Monti no ha sido presionado de tal forma en los mercados financieros. Aunque España debe menos, su deuda aumenta a mayor celeridad.
Ambos políticos acordaron que la oferta del BCE ha sido un acontecimiento positivo y respaldaron un mayor control monetario y bancario entre las 17 naciones que usan el euro. Respaldaron además la permanencia de Grecia en la eurozona.
El primer ministro italiano llegó a Madrid como parte de una reunión cimera que ha juntado a políticos y capitanes de empresa de ambos países. Es la cuarta ocasión que hablan directamente desde su ascenso al poder a fines del año pasado.
Como tercera y cuarta economías de la eurozona, Italia y España son consideradas por muchos analistas demasiado grandes para ser rescatadas en caso de que pierdan el acceso a los mercados de bonos.