El gobierno español dijo hoy que decidirá en los próximos días si las necesidades de saneamiento de su problemático sector bancario requieren de una ayuda económica externa de la Unión Europea.
La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría supeditó ese hipotético rescate a los informes sobre el sistema financiero español que están elaborando el Fondo Monetario Internacional y dos auditoras independientes, cuyos resultados se conocerán a mediados de junio.
«El gobierno tiene que respetar los procedimientos antes de abordar cualquier decisión sobre las cifras», dijo Sáenz de Santamaría al término del Consejo de Ministros. «Una vez que se conozca la aproximación a las cifras que puede necesitar nuestro sistema financiero, el gobierno señalará su posición al respecto», sostuvo.
Agregó que «no hay decisiones tomadas en ningún sentido, por cuanto hay que respetar el procedimiento».
El estudio del FMI se hará público el lunes mientras que los informes de las evaluadoras estarán disponibles antes del 21 de junio, según informó el Ministerio de Economía.
El examen no se limitará exclusivamente a los créditos ligados al sector inmobiliario. Se trata de calibrar la resistencia del sistema español ante un escenario económico base como el actual y otro estresado, con una coyuntura económica peor.
Sáenz de Santamaría se negó a especular sobre el dinero que podría necesitar la banca española, que el presidente del Banco Santander, Emilio Botín, cifró en 40.000 millones de euros (49.700 millones de dólares), pero que otros analistas elevan hasta los 160.000 millones de dólares.
Al igual que el presidente Mariano Rajoy el jueves, la vicepresidenta evitó descartar dicho rescate bancario pese a que tan solo una semana atrás Madrid negaba tajantemente la necesidad de ayuda externa.
Preguntada acerca de una supuesta conferencia telefónica entre líderes de la eurozona el sábado para abordar el problema de España, Sáenz de Santamaría evitó descartar algún tipo de contacto informal.
España se encuentra en recesión y soporta un desempleo de 24,4%, pero la tormenta financiera que azota el país desde hace días tiene al sector bancario en el ojo del huracán.
La caída de Bankia, que solicitó 23.900 millones de dólares para sanear su balance, ha generado dudas sobre la capacidad de España para rescatar a sus bancos. Los mercados entienden que Bankia es sólo la punta del iceberg y que la cartera tóxica de la banca española es mayor de lo que se estima.
Según el Banco de España el sistema financiero soporta una cartera de 180.000 millones de euros (223.950 millones de dólares) en activos tóxicos y créditos e hipotecas en riesgo de impago vinculados al colapso de la construcción.
En realidad, el agujero circunscribe a cuatro de los 14 principales grupos bancarios del país. Esas entidades surgieron en su mayoría de las fusiones entre antiguas cajas de ahorro, prácticamente desaparecidas por su exposición al pinchazo de la burbuja inmobiliaria en 2008.
Pero la desconfianza en la banca ibérica ha vuelto a generar dudas sobre la viabilidad del euro como moneda.
En los últimos días ha cobrado vida la versión de que Europa podría inyectar dinero en el sistema financiero español sin exigir al país los duros ajustes que afrontan Grecia, Irlanda y Portugal por el dinero de sus rescates.
Sin mencionar a España, la canciller Angela Merkel reconoció ayer que Alemania está preparada para activar los instrumentos que sean necesarios para estabilizar la eurozona.
En julio del año pasado los 27 países de la Unión Europea acordaron un mecanismo que permitía acudir al fondo de rescate para recapitalizar bancos a países que no están rescatados, como España, cuya situación fiscal y volumen de deuda es relativamente saludable.
Ese mecanismo, del que podría servirse España, inyectaría el dinero en los bancos a través del gobierno. Pero como el capital estaría exclusivamente dirigido al sistema financiero, las condiciones del préstamo serían mucho menos exigentes que las de un rescate convencional, en el que inspectores europeos y del FMI revisan regularmente los ajustes marcados para ir liberando la ayuda.
Esa expectativa de una solución para la banca española con ayuda europea ha disminuido considerablemente el sobrecosto de la deuda española a largo plazo, que la semana pasada escaló a 6,70% y que el viernes se encontraba en 6,17%.
Los expertos consideran insostenible a mediano y largo plazo un interés de entre 7% y 8%, como el que llevó a Grecia, Irlanda y Portugal a solicitar un rescate internacional.