España afrontará mañana ante Chile un partido en el que no puede fallar si quiere seguir defendiendo su título de campeón mundial y prolongar su era de dominio en el fútbol.
Jugar a vida o muerte es un lugar común, pero describe de forma precisa lo que espera en el Maracaná de Río de Janeiro al equipo dirigido por Vicente del Bosque en la segunda fecha del Grupo B del Mundial de Brasil 2014.
Una derrota ante los chilenos, combinada con una probable victoria de Holanda frente a Australia, supondría el adiós de España al torneo y el fin de la mejor generación en la historia del fútbol español.
El partido del lunes ante los «aussies» se convertiría en una indigna despedida para jugadores como Xavi Hernández, Fernando Torres, David Villa o Xabi Alonso, que difícilmente continúen en el equipo en el próximo ciclo competitivo.
Nadie esperaba algo así antes de iniciarse el Mundial, pero la derrota por 5-1 ante Holanda en el debut convirtió en una opción plausible que el doble campeón europeo y defensor del título mundial sea eliminado en la fase de grupos.
Un empate sería también letal para los españoles, pues a chilenos y holandeses les bastaría con igualar en la última jornada para avanzar ambos a octavos de final.
La situación devuelve a España a 2010, cuando después de perder ante Suiza en el debut y ganar luego a Honduras, se enfrentó a Chile en otro duelo sin margen de error.
Antes de aquel partido, Iker Casillas confesó a Álvaro Arbeloa, según reveló el defensa del Real Madrid, que estaba aterrado. Sin embargo, España ganó el duelo y terminó conquistando el título.
Era el gran momento de un equipo que no sólo logró éxitos, sino que maravilló al mundo con su fútbol combinativo. La situación hoy es distinta.
El campeón muestra una tendencia descendente, mientras que Chile llega en ascenso, casi en trance, convencido de la aplicación de una idea en la que su entrenador, Jorge Sampaoli, cree de forma fanática.
«Es un equipo que hace una presión suicida», aseguró Del Bosque, que sabe de la peligrosidad del rival, pero también de sus debilidades.
Admirador de Marcelo Bielsa, Sampaoli ha formado un equipo ultraofensivo, que presiona muy arriba y que quiere tener la pelota, pero al que Australia generó muchos problemas al contragolpe y en el juego aéreo.
Arturo Vidal le dio la razón a Del Bosque. «Nos gusta ser una selección medio suicida», dijo el mediocampista, que espera estar al cien por ciento para el partido de España, una vez superada totalmente su lesión de rodilla.
El hermético Sampaoli no da pistas sobre su alineación, pero no parece que vaya a introducir muchos cambios respecto al equipo que batió 3-1 a Australia, con una línea de ataque formada por Jorge Valdivia, Alexis Sánchez y Eduardo Vargas.
Más dudas plantea el once de Del Bosque, que no sólo tuvo que trabajar la recuperación mental de sus hombres, sino decidir qué retoques hacer para recomponer el equipo tras la debacle del debut.
«Podría haber dos o tres cambios. Estamos en la situación que estamos, y ésa es la que tenemos que manejar. Somos flexibles pero también vamos a mantener algunas cosas», explicó el técnico en una entrevista con la cadena de televisión española «Cuatro».
Del Bosque afronta una dura prueba, pues gran parte del destino de su selección pasa por que acierte. Quitar a un mito viviente como Xavi, dar entrada a un joven pujante como Koke, buscar más profundidad con Pedro, utilizar a Cesc Fábregas de «falso nueve» en lugar de un delantero puro como Diego Costa, cambiar el dibujo para reforzar la defensa con Javi Martínez: las opciones son varias, pero la decisión corresponde sólo al entrenador.
España vive el momento más complicado de los últimos seis años, en los que completó un ciclo glorioso con la conquista de dos Eurocopas y un Mundial de forma consecutiva. No hay mejor escenario que el Maracaná, el estadio más famoso del mundo, para medir cuánto queda de su grandeza.