Espacio propio


La defensora de la mujer indí­gena, Marí­a Teresa Zapeta Mendoza, considera que su oficina debe de trabajar con total independencia.

La mujer indí­gena continúa siendo ví­ctima de maltrato intrafamiliar, violación y otra serie de atropellos, ante lo cual la Defensorí­a de la Mujer Indí­gena busca obtener su propio espacio y presupuesto para continuar su trabajo, principalmente en el interior del paí­s donde sucede la mayorí­a de estos hechos.

Edgar Hernández
ehernandez@lahora.com.gt

Así­ lo expresó la encargada de la Comisión Presidencial de los Derechos Humanos (Copredeh), Marí­a Teresa Zapeta Mendoza, al considerar que la labor de su despacho debe de recibir el apoyo e importancia necesarios ya que, a la fecha, carece del personal adecuado para atender la demanda de acceso a la justicia.

En el interior del paí­s, principalmente en el área occidental, muchas mujeres no cuentan con la facilidad de ser atendidas en los juzgados y fiscalí­as del Ministerio Público cuando acuden a realizar denuncias por maltrato de los esposos o acoso de sus jefes pues no se tiene el personal que interprete su lenguaje y, por esta razón, sus denuncias son engavetadas, agregó Zapeta.

Esto es considerado como una falla en el sistema de justicia, pues las leyes vigentes en esa materia establecen que estas instituciones deben de contar con traductores indí­genas para darle el trámite respectivo a sus demandas y que estas continúen su curso normal, lo cual no sucede en la actualidad, al no estar preparadas para atender a una población con diversidad cultural y lingí¼istica, continuó.

Esta es la apreciación de Marí­a Teresa Zapeta, defensora de la Mujer Indí­gena, dependencia de (Copredeh), agregando que por esta razón la mujer indí­gena siempre ocupa un segundo plano dentro de la sociedad guatemalteca.

Principalmente en el área rural del paí­s, la mujer es sometida a tratos inhumanos por parte de su pareja y no encuentra apoyo al momento de acudir ante las autoridades respectivas, estimándose que la Defensorí­a de la Mujer Indí­gena ha logrado documentar muchos casos para el efecto.

Durante el año 2,006 fueron atendidos más de mil 500 casos en todo el paí­s ocupando el primer lugar la violencia intrafamiliar seguido de la violencia sexual, situación laboral y discriminación racial.

En el presente año han sido atendidos unos 250 casos, siendo el departamento de Alta Verapaz el que arroja el mayor número de denuncias, aunque no por ello es considerado el más violento, si no el que tiene mayor cobertura en atención a ví­ctimas, seguido del Quiché, agregó.

En la actualidad son alrededor de 50 personas las que laboran en la Defensorí­a de la Mujer Indí­gena y se dividen el trabajo, tratando de brindar la mayor cobertura posible, por lo que Zapeta considera que les hace falta personal.

Entre sus obligaciones, esta oficina realiza labores de capacitar, defender, proteger y vigilar el cumplimiento de los derechos de las mujeres indí­genas partiendo de los Acuerdos de Paz, Tratados y Convenios Internacionales ratificados por el Estado de Guatemala, además de dar respuesta a las demandas de justicia social, cultural, económica y polí­tica de las comunidades lingí¼í­sticas de todo el paí­s.