Siempre da un poco de bochorno. La primera escuela de periodismo en el país no pasa por sus mejores años y varios son los factores que repercuten en los profesionales que egresan de ella. Recientemente se realizaron las elecciones para Director de la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de San Carlos y el espacio de reflexión hace su nido en los viejos -y persistentes- problemas que detienen su crecimiento.
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Desde que tengo uso de razón se ha querido catapultar, con argumentos certeros, de Escuela a Facultad y recibir los privilegios que dicho título conlleva: Un colegio de profesionales, por ejemplo, recibir más asignación presupuestaria o tener mayor representación en la Usac. Al final esa solicitud queda entrampada en promesas de campaña que hacen poco eco en los estudiantes y quedan archivadas en las carpetas de quienes han dirigido la escuela en las últimas gestiones.
Pero el problema no estriba en avanzar de Escuela a Facultad, y creo que en este caso me limitaré al área de periodismo (casualmente, de cinco candidatos que participaron a ocupar el cargo de director de la ECC, cuatro son periodistas), y es que la calidad de la información periodística en el país tiene una relación proporcional con la formación en la academia. Esta debiera ser exigente y de calidad.
Además, tiene que ver con la existencia de profesionalizar a las nuevas firmas sociales, políticas y culturales que están ausentes o débilmente representadas en la actualidad.
Nadie puede negar que la situación de la Escuela es crítica. Politizada. Y lo argumento así: Ausencia de material tecnológico de vanguardia, ausencia de medios de comunicación propios para inmersión al campo profesional (periódico, radio y TV), ausencia de proyección universitaria siendo la cuna de los comunicadores, falta de catedráticos experimentados en el campo periodístico actual, sin alianzas con los grandes medios para profesionalizar a los estudiantes, falta de transparencia en gastos, favoritismos en asignación de nuevas cátedras, pensum obsoleto, puntos por favores, falta de capacitación docente y un abanico de etcéteras que quedan fuera por falta de espacio.
Pienso que el mejor aporte que puede hacer la ECC a la calidad de la información en los medios nacionales va más allá de mejorar su equipamiento o las destrezas de la nueva generación de periodistas, requiere una formación con capacidad intelectual para que los próximos miembros de las redacciones sean autónomos en la interpretación de la realidad, con capacidad crítica y entendimiento para manejarse en la complejidad y hacer aportes efectivos a la población en la representación de los acontecimientos y de los procesos sociales.
El miércoles 26 de septiembre se marcó un hito en la participación estudiantil, pues un grueso número de estudiantes asistieron a votar llevando al actual director Gustavo Bracamonte y el licenciado Héctor Salvatierra a una reñida segunda vuelta, como una muestra de que poco a poco los próximos comunicadores se van interesando en fortalecer la ECC y convertirla en una referencia académica por excelencia.