Científicos y grupos ambientalistas están preocupados por la posibilidad de que el descenso en la población de sardinas de la costa oeste, que ha provocado graves descensos en los volúmenes de pesca, también esté provocando hambruna en los pelícanos pardos que viven en California, Oregón y Washington.
Los recortes al presupuesto federal no permiten que los científicos investiguen para saber exactamente qué está pasando. Pero las evidencias no arrojan buenos augurios.
«Las cantidad de presas disponibles para los pelícanos es algo que nos preocupa y estamos haciendo esfuerzos para trabajar junto con otras agencias», dijo Jeff Phillips, supervisor de campo asistente del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos en Ventura, California. «Estamos en la etapa de recopilación de información».
Eso causa frustración a Anna Weinstein, gerente del programa de aves marinas de la Sociedad Nacional Audubon, de San Francisco, un grupo ambientalista. «No creemos que esté bien que el Servicio se desentienda del pelícano café cuando está enfrentando problemas», dijo.
El próximo año deberá entregarse un informe para cumplir con las disposiciones de la Ley de Especies en Peligro de Extinción pero Phillips señaló que desconoce si habrá dinero para hacerlo. Hay tantas iniciativas supervisadas por jueces para determinar si las especies en peligro de extinción son verdaderamente protegidas, y tan pocos recursos debido a los recortes presupuestales obligatorios, que los trabajos que no son ordenados por la corte, como el monitoreo de la población de pelícanos, no son prioritarios.
El pelícano pardo de California fue incluido en la lista de especies en peligro de extinción en 1970, cuando su población casi desapareció debido al uso del pesticida DDT, que provocaba que el cascarón de los huevos de esta ave fuera tan delgado que los polluelos no alcanzaban a nacer.
Cuando se prohibió el DDT, la población se recuperó y en 2009 se les retiró de la lista de especies en peligro, cuando llegaron a unos 150 mil individuos.
La reproducción ha sido buena en el Golfo de California, en México, donde se concentra el 90% de las aves de la Costa Oeste, pero este año no se ha monitoreado la colonia que se encuentra en el archipiélago norte, dijo Dan Anderson, profesor emérito de biología de vida silvestre en la Universidad de California, campus Davis. Los informes empíricos indican que la reproducción ha sido muy baja.
«Hay series históricas de datos sobre la población de pelícanos ¿pero qué sucede actualmente? ¿Quién sabe? No hay monitoreo sistemático. Es una especie de lotería», dijo.
El pelícano pardo de California se alimenta primordialmente de sardinas y anchoas, que nadan en grupo cerca de la superficie, lo que las hace un blanco perfecto para los pelícanos que se sumergen en el agua y llenan sus picos de presas. Las poblaciones de sardinas registran altas y bajas cíclicas. El estudio más reciente, realizado por el Concejo de Manejo de la Pesca del Pacífico, dijo que su biomasa global (cantidad de materia acumulada en una población) era del 28% en 2006, lo que provocó que se restringiera la cantidad que se permite pescar en dos tercios al año siguiente.
La población de sardinas se redujo en 2010, cuando los centros de rescate para vida silvestre de California se llenaron de pelícanos raquíticos. El mismo año los pelícanos jóvenes atacaban a nidadas de polluelos en Oregón y los obligaban a regurgitar el pescado para después comérselo. Lo mismo sucedió en 2011 y 2012, dijo Robert Suryan, profesor asociado de vida silvestre en Centro Hatfield de Ciencia Marina de la Universidad Estatal de Oregón.
«Cientos de polluelos yacían en la costa», dijo Suryan. «Es un buen ejemplo de lo que pasa cuando tienes hambre, y de lo que haces para conseguir comida».