Escándalo por espionaje jaquea a alcalde


Mauricio Macri, alcalde de Buenos Aires y candidato a la presidencia. FOTO LA HORA: AFP JUAN MABROMATA

El magnate y alcalde derechista de Buenos Aires, Mauricio Macri, ex titular del popular club Boca Juniors, lucha contra las cuerdas por una causa judicial de espionaje telefónico que amenaza su candidatura para las elecciones de 2011 como lí­der de la oposición argentina.


El escándalo tiene un entramado familiar debido a que su padre, Franco Macri, dueño de un imperio empresario, negó las acusaciones de su hijo de que el ex presidente Néstor Kirchner, esposo y antecesor de Cristina Kirchner, haya presionado a la justicia para encausarlo por espionaje telefónico.

«No entiendo que una persona como Néstor Kirchner tenga tanto poder, que logre que un juez (primera instancia) y tres jueces (cámara de apelación) hayan decidido un fallo en el que no hay una sola prueba en mi contra», se quejó el jefe de Gobierno capitalino al insistir con su principal argumento de defensa público.

Un tribunal ratificó el viernes por unanimidad el procesamiento de Macri dictado por el juez Norberto Oyarbide, que lo habí­a encausado por violación de secretos, abuso de autoridad y falsificación de documentos públicos en concurso con el de asociación ilí­cita, el cargo más grave.

«Lo de mi padre es un tema que duele, que tome una posición pública innecesaria. Nunca estuvo de acuerdo que me dedique a la polí­tica», dijo el martes el funcionario, de 51 años, al canal C5N.

Franco Macri, quien acompañó a la presidenta Kirchner en una reciente gira por China, dijo que «pondrí­a las manos en el fuego» de que Néstor Kirchner no ha presionado a la justicia.

«La argumentación de culpar al gobierno nacional ya se agotó. No fue creí­ble desde el principio, pero con el fallo de la Cámara menos. Ya no le cree ni su papá», dijo el diputado kirchnerista Juan Cabandié.

Los aliados y otros presidenciables por el liderazgo opositor hacia las elecciones de 2011 comenzaron a abrirle la mano al jefe de Gobierno porteño, heredero de un imperio que se fortaleció durante el neoliberalismo de los años 90 y quien llegó a la polí­tica tras ser presidente de Boca, el club de fútbol más popular de Argentina.

La oposición se ha nucleado en un heterogéneo bloque contra los Kirchner tras ganar las legislativas de 2009, arrebántadole la mayorí­a en el Congreso, aunque el traspié judicial de Macri, uno de los presidenciables con más posibilidades para 2011, acelera la carrera de sus eventuales competidores.

Uno de ellos, el peronista disidente Felipe Solá, dijo que si Macri es sometido a un juicio oral por el escándalo del espionaje telefónico «los tiempos electorales se pueden complicar mucho (porque) nadie quiere entrar a una campaña procesado (encausado) en primera y segunda instancias».

El alcalde porteño pidió ser llevado a juicio oral «rápidamente» y sostuvo que de ese modo demostrará públicamente su inocencia.

Los partidos opositores a Macri en la capital argentina, de 3 millones de habitantes, intentan sellar un acuerdo para impulsar una comisión investigadora en el Parlamento local, aunque difieren sobre si reclamarle que tome licencia debido a su situación judicial.

La causa por las escuchas ilegales se originó en una denuncia de uno de los espiados, dirigente de una agrupación de familiares de ví­ctimas del ataque a la mutual judí­a AMIA de Buenos Aires, que dejó 85 muertos y 300 heridos en 1994.

El escándalo obligó a las renuncias de los dos primeros jefes de la nueva policí­a metropolitana organizada por Macri, Jorge «Fino» Palacios y Osvaldo Chamorro, encausados con prisión preventiva.

Palacios fue jefe de la Unidad Antiterrorista de la Policí­a Federal y está acusado por encubrimiento en la investigación del atentado a la AMIA.