El binomio presidencial mantiene una postura independiente y distante de la polémica protagonizada por el presidente del Congreso, Eduardo Meyer, sin embargo existe un fuerte vínculo político que les imposibilita ser indiferentes ante el escándalo público.
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El presidente del gobierno, ílvaro Colom, el vicepresidente Rafael Espada y el presidente del Congreso, Eduardo Meyer tienen algo en común: la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).
El partido político que les representó durante las elecciones populares es un fuerte vínculo entre las tres figuras más destacadas del Gobierno, que a la vez les impide ser indiferentes ante los escándalos públicos que puedan manchar el nombre de la agrupación política.
La reciente polémica en el Congreso por el desvío de Q82 millones, ha llevado a los líderes del Ejecutivo a expresar públicamente su preocupación, solicitando un informe sobre lo ocurrido a la Junta Directiva del Congreso.
Pese a que el informe aún no ha sido trasladado a manos del binomio presidencial, el vicepresidente asegura que han seguido a través de los medios de comunicación, ya que la situación genera preocupación.
Independiente
Espada indicó que los problemas del Congreso deben resolverse dentro del Pleno, pero señaló que existe preocupación dentro del Ejecutivo por el manejo y uso de los fondos públicos.
Agregó que los problemas internos en la UNE preocupan al presidente, sin embargo éste no tiene tiempo para involucrarse dentro de los asuntos partidistas, ya que debe ocuparse de los problemas de nación.
«í‰l pidió que lo dejaran trabajar en cosas grandes del país, como seguridad, energía, alimentación», indicó Espada.
El presidente y vicepresidente han manejado la situación con calma e independencia, pero han emitido su opinión sobre los sucesos ocurridos, solicitando el beneficio de la duda para Meyer, su ex compañero de partido.
El vicemandatario aclaró que dentro de la UNE no existe debilitamiento por el escándalo público. Al ser cuestionado sobre los efectos que tendría la polémica en el partido, indicó que «sería algo de mucha tristeza saber que un miembro del partido fuera culpable de una situación de esas, pero eso no destruye a una organización política tan fuerte y sólida como la UNE.»
Marco Antonio Barahona, analista de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies) considera que el desgaste político de la UNE es mínimo, ya que el escándalo se ha focalizado en Meyer.
«Creo que el problema, que fue ocasionado dentro del Congreso, debe ser resuelto por los diputados y no sólo por los miembros del partido oficialista», apunta el analista.
«Se debe dejar clara la situación y averiguar el paradero de los fondos públicos, es una situación gubernamental, no política», concluye.