Escalada poco probable pese a incidentes


Los recientes enfrentamientos fronterizos entre Lí­bano e Israel difí­cilmente podrán desembocar en una nueva guerra, ya que ni los israelí­es ni el movimiento chiita libanés Hezbolá la desean, afirmaron analistas.


«Israel tuvo una oportunidad de oro para iniciar una guerra y Hezbolá una coartada extraordinaria para «defender el paí­s» contra el Estado hebreo», afirmó Ghasan Azzi, profesor de ciencias polí­ticas de la Universidad libanesa.

Pero «la guerra no será mañana. El momento no es oportuno», estima.

El martes, un incidente costó la vida a tres libaneses -dos soldados y un periodista- y a un coronel israelí­ en un sector fronterizo, donde el ejército israelí­ querí­a talar un árbol, aparentemente para ver mejor hacia Lí­bano.

Responsables militares libaneses afirmaron que el árbol se encontraba en territorio libanés, lo que negaron los israelí­es.

La Fuerza Interina de la ONU en Lí­bano (FINUL), desplegada en el sur del paí­s del cedro, afirmó el miércoles que el árbol estaba «del lado israelí­», pero en una zona donde «el gobierno libanés expresa reservas respecto al (trazado) de la Lí­nea Azul».

La Lí­nea Azul fue trazada por la ONU para servir de frontera tras la retirada del ejército israelí­ del sur de Lí­bano en mayo de 2000, al término de 22 años de ocupación.

Este enfrentamiento evidenció la volatilidad de la frontera, pero demostró que ninguna de las dos partes está lista, al menos por ahora, para entrar en guerra.

«A pesar de los riesgos, el enfrentamiento en el sur no augura una escalada en el Lí­bano o en la región», dice el periódico libanés An Nahar, para el cual «no hay que exagerar» lo sucedido.

«No veo una escalada en un futuro próximo», afirma Usama Safa, director del Centro Libanés de Estudios Polí­ticos.

«No será el ejército libanés el que inicie una guerra en el sur (…), los factores de un conflicto no están dados aún», afirmó.

Luego del enfrentamiento, Israel le advirtió a Lí­bano que cualquier nuevo incidente le acarrearí­a «consecuencias», aunque al mismo tiempo intentó calmar la situación. «Espero que no haya escalada, que tengamos un verano tranquilo y que las cosas vuelvan a la normalidad», afirmó el miércoles el ministro de Defensa Ehud Barak.

Por su parte, el jefe del partido chiita, Hasan Nasralá, advirtió que no se quedarí­a con «los brazos cruzados» en caso de una nueva «agresión» israelí­. Pero su adjunto, Naim Kasem, afirmó en una entrevista con la AFP que el Hezbolá «elegí­a cuándo esperar y cuándo replicar».

«El timing está en las manos de Hezbolá», afirmó el analista Usama Safa.

Según Safa, una implicación en los combates del Hezbolá, al que Israel acusa de poseer decenas de miles de misiles, hubiera desencadenado un engranaje fatal.

«Quizás (los miembros del Hezbolá) hayan brindado un apoyo logí­stico y de inteligencia al ejército, pero si hubieran combatido con ellos, hubiera desatado una guerra regional, y eso no está en los planes actuales», agregó.

Israel comienza sin embargo a preocuparse por una posible «hezbolización» del ejército libanés.

«Si (el ejército) comienza a comportarse como el Hezbolá o si el Hezbolá logra tomar el control (del ejército), tendremos que tratar al ejército libanés de otra forma», afirmó el viceministro de Relaciones Exteriores, Danny Ayalon, en declaraciones radiales.

El Hezbolá es considerado el enemigo número uno de Israel en el Lí­bano. Durante el verano de 2006, luego del secuestro de dos soldados israelí­es por el Hezbolá en la frontera, el Estado hebrero desencadenó una ofensiva de 34 dí­as que provocó la muerte de 1.200 libaneses, en su mayorí­a civiles, y de 160 israelí­es, en su mayorí­a militares.

Pero la partida no se juega solamente en la zona fronteriza.

«Para saber lo que va a pasar en el sur de Lí­bano, hay que seguir lo que ocurre en el enfrentamiento entre Irán (principal aliado del Hezbolá) y la comunidad internacional», declaró Usama Safa.