Escalada de violencia en Pakistán


Guardia. Un soldado pakistaní­a mantiene vigilancia en un búnker de Quetta.

Al menos 19 personas, entre ellas cuatro soldados y diez presuntos combatientes islamistas, murieron el sábado en la ola de violencia que afecta a Pakistán desde hace un mes, indicaron fuentes oficiales.


Según las autoridades, un grupo de islamistas atacó a los militares en la región tribal del noroeste fronteriza con Afganistán.

«Los impí­os (nombre dado por los militares a los combatientes islamistas pro talibanes) tiraron entre 50 y 60 cohetes contra cinco puestos del ejército antes de atacar uno de ellos con armas automáticas en Dosali, en el distrito de Waziristán del Norte», aseguró a la AFP el general Waheed Arshad, portavoz del ejército.

«Después atacaron otro puesto, pero los soldados respondieron y los mataron», según el portavoz, que dio un balance de diez asaltantes y cuatro soldados muertos.

A unos 50 km al norte, en la ciudad de Parachinar, por lo menos cinco civiles murieron en un atentado suicida con coche bomba.

El kamikaze precipitó su coche lleno de explosivos contra un grupo de vehí­culos estacionados al borde de la carretera principal, explicó a la AFP el responsable de la seguridad de la ciudad, Arbab Mohammad Arif.

«Cinco personas murieron y más de 20 resultaron heridas», agregó.

La bomba explotó en una estación de taxis de esta ciudad situada unos 240 km al oeste de Islamabad, aseguró a la AFP Mujtaba Asghar, un funcionario de la administración local.

El responsable precisó que cinco establecimientos comerciales quedaron destruidos, así­ como varios vehí­culos.

«Miembros arrancados y pedazos de carne se veí­an por tierra alrededor del lugar de la explosión», relató a la AFP un peatón, Mohammad Sajjad.

Pakistán sufre una ola de atentados que alcanzó dimensiones inéditas desde el sangriento asalto los dí­as 10 y 11 de julio a la Mezquita Roja de Islamabad, donde un centenar de personas murieron, en especial militantes islamistas que se atrincheraron allí­ fuertemente armados.

Otros dos atentados causaron más de 30 muertos en el centro de Islamabad los dí­as 17 y 27 de julio.

En total, desde el episodio de la mezquita han perdido la vida más de 230 personas por la violencia, y se registraron hasta 13 atentados suicidas.

El presidente de Pakistán, el general Pervez Musharraf, prometió el viernes, frente a los más altos responsables del ejército, «erradicar» la amenaza terrorista en el paí­s, persiguiendo a los «terroristas», en particular en las zonas tribales.

Estados Unidos, que cuenta con Pakistán como aliado en su «guerra contra el terrorismo», afirma que las zonas tribales fronterizas son un refugio para Al Qaida y los talibanes afganos.