El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, dejó abierta la respuesta sobre sus convicciones izquierdistas, y prefirió definirse por su profesión, su religión y su preferencia futbolística.
«Si usted me pregunta si soy de izquierda o de derecha, diré que soy tornero mecánico de profesión, católico por opción religiosa y corinthiano por opción futbolística», respondió el ex líder sindical, que el 1º de enero asumirá su segundo mandato, durante un desayuno con medios de prensa.
«Si ser de izquierda es defender las cosas que yo defiendo en el área social, soy de izquierda», comentó.
«Pero mi gobierno no es un gobierno de izquierda; es un gobierno que gobierna en función de la correlación de fuerzas políticas en la sociedad, con fuerte inclinación para la atención de las demandas sociales, que es para eso que el pueblo me eligió y yo, por eso, quedo feliz», subrayó.
«Prefiero que usted diga lo que yo soy», concluyó.
El jefe de Estado, del Partido de los Trabajadores (PT), negocia una alianza de gobierno con partidos de centro y de derecha, para asegurarse una mayoría legislativa en su segundo mandato.
Lula, de 61 años, afirmó hace diez días que a medida que van apareciendo las canas, las convicciones políticas se mueven hacia el centro.
«Las cosas evolucionan de acuerdo con la cantidad de cabellos blancos y la responsabilidad que uno tiene. Si uno conoce a un izquierdista muy viejo es porque debe estar con problemas», declaró.
Esas declaraciones causaron malestar en personalidades de izquierda, y Lula explicó luego que no le habían entendido «la broma».
«Hice una broma. Lamentablemente, parece que en Brasil hay gente que perdió el sentido del humor, que cree que el humor es pecado. No consideran broma ni a una buena broma», lamentó.