Los médicos estadounidenses son reticentes a reconocer errores que puedan exponerlos a procesos judiciales ruinosos, pero poco a poco se impone un nuevo enfoque que busca mejorar las prácticas y la relación con los pacientes.
El hermano de Doug Wojcieszak murió a los 39 años de una crisis cardiaca, debido a un error de diagnóstico. Sus médicos creyeron primero que se trataba de una infección bacteriana y lo trataron con antibióticos antes de darse cuenta de su error y operarlo, aunque demasiado tarde para salvarlo.
Doug recuerda el drama ocurrido en 1998, y que los médicos literalmente huían cuando llegaba su madre. «Es algo cultural en los médicos, ese instinto inicial que consiste en retroceder, cortar los puentes con el paciente o su familia y callarse para reducir el riesgo de demandas», explicó.
El drama vivido por su familia se vio incrementado por la ausencia de una explicación, lo que la llevó a iniciar una demanda, antes de alcanzar un acuerdo en 2000.
«Mis padres debieron revivir la muerte de su hijo mayor durante dos años», subraya Doug Wojcieszak, que fundó cinco años después «Sorry Works!» (pedir disculpas funciona), una coalición que agrupa a médicos, juristas, asesores y pacientes y que alienta a los médicos a reconocer sus errores, pedir disculpas y proponer una compensación.
Esta asociación afirma que luchar contra los errores médicos no es un tema de justicia o de leyes, sino simplemente de servicio a los consumidores.
Su propuesta ha encontrado eco en el presidente Barack Obama, que pidió a la ministra de Salud, Kathleen Sebelius, estudiar los medios para que disminuya la cantidad de errores médicos -y su costo- en el marco de su proyecto de reforma del sistema de salud.
Cualquier reforma de la legislación sobre los errores médicos está paralizada desde hace años en Estados Unidos. Doug Wojcieszak describe el sistema actual como «una batalla sin fin entre abogados y médicos, que se señalan con el dedo y vociferan».
Mientras tanto, 100.000 personas mueren cada año producto de errores médicos que podrían haberse evitado y ascienden a un total estimado en 15 millones.
Y en algunas especialidades de riesgo, como la neurocirugía o la obstetricia, los médicos pagan cientos de miles de dólares de seguros.
Mientras la oposición republicana quiere imponer un tope en el monto de daños e intereses, el gobierno de Obama -que estima que eso sería injusto para los pacientes afectados- prefiere la instauración de tribunales especializados.
También alienta los proyectos como Sorry Works! y busca recompensar económicamente a los hospitales que encuentren soluciones innovadoras para luchar contra los errores médicos.
El equipo de Tim McDonald, del centro hospitalario universitario de Illinois en Chicago (norte), está a la vanguardia en este tema. Mantiene contacto con las familias cuando ocurre un error, investigando sus causas, pide disculpas y busca alcanzar acuerdos en vez de juicios.
Desde que lanzó su programa en 2006, los médicos participantes introdujeron nuevos procedimientos de verificación en las anestesias, para impedir los coágulos sanguíneos o evitar que olviden instrumentos de cirugía en el cuerpo de los pacientes.
Para Susan Steinman, de la American Association for Justice, integrante del proyecto, Sorry Works! tiene éxito: «No solamente busca reducir los costos en caso de litigio sino también reducir los errores médicos».