¿Es legalizar algunas drogas parte de la solución?


Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

Es impresionante la decadencia que observamos en todos los estratos de la sociedad, las instituciones fallidas, ¿En quién podemos confiar? Es muy difí­cil señalar a alguien, porque no existe transparencia real en los grupos existentes, económicos, académicos, politiqueros, «auto representantes» de nuestra sociedad, las noticias cada dí­a son más complejas ya que el crimen organizado se ha infiltrado en casi todos los anteriormente mencionados, sin que por el momento se vea una posibilidad a corto plazo de cortar los tallos que como planta trepadora se han ido introduciendo cada dí­a más en todos los estratos mencionados, tienen tantas y tan variadas formas, que como mensaje subliminal hasta en telenovelas (que por cierto no veo) se anuncian las emociones que el mismo provoca, mujeres bellas, sangre, sexo y dinero. Guatemala está siendo a ojos de todos y con la ayuda de muchos uno de los más grandes centros de operación de este flagelo, al que hay que encontrarle rápidamente una solución, la más viable a mi criterio es la que se ha tomado con otro tipo de productos que son dañinos para la salud, pero que al comerciarse libremente dejan de tener ese secreto encanto que tiene lo prohibido, asimismo, al anunciar su consumo se hace referencia a las consecuencias dañinas del mismo, su comercialización es «fiscalizada» por el Estado, generando más ingresos para el mismo, y quienes utilizan la sombra de la impunidad para enriquecerse con este comercio ilí­cito dejan de tener las prebendas que esto significa porque a) Ya no utilizan a los menores que gozan de impunidad para el comercio de estas sustancias, dejando de ser estos carne de cañón de estos grupos, b) Ya no se valen de las instituciones del Estado para el trasiego y comercialización de estas sustancias. Con dolor escuché una conversación en la que se comentaba que muchos vehí­culos de las instituciones del Estado son utilizados para el traslado de las mismas porque al ser vehí­culos de determinada institución, estos no son revisados, c) Perderí­an el poderí­o que han alcanzado amenazando y matando a quienes no aceptan sus requerimientos, d) Las instituciones encargadas de «velar» por combatir este mal, tendrí­an un campo de acción más controlado, porque no es lo mismo marihuana y otras drogas menos nocivas que otras más sofisticadas, e) Los gobiernos interesados en combatir este flagelo son los más afectados por el mismo, ya que sus ciudadanos son quienes más consumen, ¿Por qué no firmar un convenio internacional con ellos para que se hagan cargo directamente de erradicar esta azote que les afecta a ellos tanto como a nosotros? f) Que el ente encargado del combate a este mal se encargue estrictamente de eso, porque uno de los grandes problemas de la sociedad guatemalteca es que surge una idea para solucionar un problema, la cual lleva buenas intenciones, esta idea se convierte en propuesta de ley, pero en el camino los intereses mezquinos de quienes se ven afectados, por medio de sus palafreneros hábilmente colocados en el Congreso, en el Ejecutivo y en el Judicial, la iniciativa de ley llega a ser aprobada totalmente inservible, y gracias a todos estos «buenos guatemaltecos» Guatemala se hunde cada dí­a más, g) Por lo que aquí­ la presión internacional para que la ley cumpla con su objetivo debe ser abierta y frontal, alguien se preguntará cómo puedo escribir esto, si es un atentado a la soberaní­a, y yo le pregunto ¿Qué es soberaní­a? Según el DRAE significa «La que reside en el pueblo y se ejerce por medio de sus órganos constitucionales representativos.» En Guatemala, siempre ha residido en el pueblo, pero nunca ha sido ejercida, ya que el principal órgano constitucional representativo que es el Congreso, no cumple con esta función.

Por todo lo anterior, y centrándome en una posición realista, proveniente de años de frustración, dolor, y amor por este pequeño paí­s y habiendo vivido todas las experiencias que la vida proporciona creo que es necesario e inminente se tome la decisión correcta en relación a un mal mundial, pero que en Guatemala llegó a ser de una perversidad mayúscula, por elementos propios de nuestra idiosincrasia tan compleja. SEí‘ORES DIPUTADOS LA ENFERMEDAD HA AVANZADO, LA MEDICINA ESTí EN USTEDES.