Parafraseando la célebre frase del asesor del Partido Demócrata que explicó la derrota del primer George Bush a manos de Clinton en el año 1992, diciendo «es la economía, estúpido», ahora podemos decir que en la crisis actual marcada por el deterioro de la situación económica mundial, el mayor problema para Guatemala y el desafío para su gobierno es el alto nivel de pobreza que hay entre nuestra gente.
Expertos internacionales nos dicen que el problema no será sólo de aumento de precio en los productos agrícolas que se convierten en pieza importante de la canasta básica, sino de la imposibilidad de tener acceso a ellos cabalmente por las condiciones de pobreza y pobreza extrema que afectan a tantos de nuestros compatriotas. En otras palabras, una crisis económica como la que estamos viviendo siempre es dura y difícil de enfrentar, pero cuando se produce en el marco de las enormes condiciones de miseria de nuestra sociedad, las consecuencias pueden ser catastróficas.
Porque sociedades con mejores sistemas sociales pueden ver que sus ciudadanos sufren los embates de una crisis y tienen que reducir su acceso a los bienes indispensables, pero cuando hablamos de gente pobre que diariamente apenas alcanza niveles de pura subsistencia, cualquier reducción de su capacidad de acceso a los bienes significa ni más ni menos que condena a la hambruna.
Por ello es que nuestros técnicos y gobernantes, cuando enfocan la crisis desde la perspectiva de quienes podemos soportarla con algún nivel de sacrificio pero sin renunciar a lo indispensable, se equivocan de cabo a rabo porque pasan por alto que la mitad de la población del país están en condiciones diferentes y de esa mitad muchos están en condición de pobreza extrema que es una situación de por sí dramática aun sin tomar en cuenta las complicaciones que ahora se nos vienen.
El debate de si Estados Unidos entrará en recesión porque su crecimiento económico lo están fijando en 0.3 por ciento y eso es, técnicamente, todavía crecimiento, es inocuo para nuestra realidad porque aquí ya estamos sintiendo los coletazos de la crisis que tiene que ver con otros indicadores. La baja del valor del dólar, que ayer disparó los precios del crudo a 133 dólares por barril por primera vez en la historia e indicando una tendencia a que siga subiendo, simplemente significa que vienen días más duros, más difíciles y agobiantes. Duros, difíciles y agobiantes para quienes tenemos cómo irla pasando, pero catastróficos para los que están en condiciones de pobreza. Por ello, hablar de la crisis desde la poltrona del Banco de Guatemala o de un ministerio es tan distinto a lo que se sufre en una casa de cartón o en un pobre rancho.