Es la hora de la Ví­a Campesina


Es la hora de la Ví­a Campesina. Esta frase es una consigna que se escucha en el mundo entero. La Ví­a Campesina es un movimiento internacional de campesinos y campesinas, pequeños y medianos productores, mujeres rurales, indí­genas, gente sin tierra, jóvenes rurales y trabajadores agrí­colas que defienden los valores y los intereses básicos de sus miembros. Las organizaciones que forman la Ví­a Campesina provienen de 56 paí­ses de Asia, ífrica, Europa y el continente americano. Movimiento que desde 1993 unifica las voces campesinas que han venido insistiendo en que las soluciones de los principales problemas actuales y futuros de la humanidad están lejos del modelo de desarrollo basado en el capitalismo. Alejados de la acumulación, la especulación financiera, el mercado como dios todopoderoso y la explotación del hombre por el hombre.

Pablo Siguenza Ramí­rez

La consigna en mención no pretende, de manera arrogante, ser la verdad absoluta. Es simplemente hacer ver a la sociedad global y los tomadores de decisión en cada paí­s, que hay alternativas concretas y claras a las crisis del sistema, por ejemplo en el área de la alimentación. Los grupos campesinos han planteado como camino para el problema del hambre y la desnutrición, optar por aplicar los principios y valores que el concepto de Soberaní­a Alimentaria incluye, pues este define la aplicación de otro modelo económico con otras formas de producción, distribución y consumo.

Los dí­as 24, 25 y 26 de septiembre se realizó en Ciudad de Guatemala la Conferencia Internacional sobre los retos para la Reforma Agraria Integral y la Soberaní­a Alimentaria, con representantes campesinos de la Ví­a de Centroamérica y México. El evento se constituyó como un espacio para intercambiar experiencias, generar propuestas y estrategias de lucha conjuntas. Una idea principal de los debates realizados es que mientras los agronegocios impulsados por grandes corporaciones se ocupan de las exportaciones, el sector campesino se ocupa de la alimentación. Tres cuartos del maí­z para el consumo del guatemalteco son producidos por manos campesinas en pequeñas parcelas de trabajo. Con el uso de tierras aptas para la producción de maí­z que actualmente están ociosas o subutilizadas, puede recuperarse el estatus de autoabastecimiento del grano y deshacerse de la dependencia alimentaria que nos hace vulnerables a las subidas de precio a nivel internacional de los alimentos. Para ello es necesario darle el valor que tiene y que merece la producción campesina y cumplir desde el Estado con facilitarle al campesino y campesina el acceso a medios de producción como la tierra, la tecnologí­a apropiada, el crédito, los canales de comercialización y la infraestructura básica de producción y poscosecha. Todo esto lo incluye la propuesta de Reforma Agraria Integral de CNOC y es parte de los planteamientos de Ví­a Campesina.

Un tema recurrente en el evento fue la amenaza real que proviene del avance vertiginoso de compra, renta y despojo de tierras para el cultivo de caña de azúcar y palma africana para producir combustibles. Hay un desplazamiento de la producción campesina en diversas regiones del paí­s por parte de grandes grupos de capital para establecer cultivos para agrocombustibles. Un reciente estudio del Instituto de Estudios Agrarios y Rurales plantea que además del daño que ha causado a la población campesina del Valle del Polochic en sus formas de vida y sustento, la palma y la caña generan menos empleo que la agricultura campesina, por lo tanto no generan riqueza territorial ni desarrollo. Si está usted interesado en conocer más sobre el tema de agrocombustibles, el estudio será presentado el jueves 02 de octubre a las 17:00 horas en el Hotel Royal Palace, zona 1.