Algunos cuando opinan en la mayoría de los casos es para obtener «pan para su matate», pero yo no soy dirigente indígena, ni vocero presidencial, no soy ni rojo ni crema aunque reconozco que durante un tiempo pertenecí al Aurora, pero lo que si me considero ser, es puro guatemalteco, aunque no me gusta bailar el son, ni ninguna otra clase de música.
Cuando opino sobre algún tema es por que creo que lo que propongo es lo mejor para el país, y si no es la última palabra, por lo menos se hace con buenas intenciones. Quisiera opinar sobre los temas de campaña que en realidad golpean al país, y son la falta de desarrollo rural y la delincuencia.
Desarrollo rural no es llegar a un municipio a ofrecer, pues Guatemala cuenta con más de 330 municipios que tienen más de algún problema de desarrollo en su área rural, que como requisito previo a su despegue, necesitan de electricidad y carreteras, pasando por la educación y la salud.
Berger dejó bastante encaminado lo referente a las carreteras, pero no pudo llevar la electrificación a las áreas rurales, pues los recursos destinados para tal fin, se han ocupado para el subsidio. Esta medida populista no trae ningún beneficio para el país, pues estimula el desperdicio de energía.
Para llevar la electricidad a las áreas rurales se necesita un aumento en la producción de energía, pero construir hidroeléctricas para tal fin es algo difícil, ya que los alcaldes mal interpretando la autonomía municipal, se oponen a estas obras estratégicas, por lo que es primordial llevar el caso a consulta a la Corte de Constitucionalidad y si fuera necesario, como urgencia nacional, modificar las leyes existentes.
En el caso del combate a la delincuencia, patrullajes conjuntos como los que se han iniciado, los hizo Arzú y los hizo Portillo y Berger, pero el resultado fue prácticamente nulo, por lo que es necesario que el presidente se siente hoy, mañana y el tiempo que sea necesario con sus asesores de seguridad y asesores legales, para que determinen que es lo que está fallando y lo mismo deben hacer con los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y con el Ministerio Público.
Las acciones que hasta hoy se han tomado, no da ningún indicio de que se tenga la intención real de combatir esos dos males, pues más parecen que se quieren continuar como que si se estuviera haciendo proselitismo político, apantallando y ofreciendo, queriendo convencer que no es ilegal e ilegítimo nombrar a la señora para un cargo casi equivalente al de vicepresidente, como que no se hubiera ofrecido suficiente durante la campaña.