¿Es ésta la Nación que queremos?


Sigue pasando el tiempo y aun hay cosas que, aunque se hayan mencionado una y otra vez, es necesario seguir recalcando, para que se les dé el lugar prioritario que les corresponde, porque al final de cuentas, vienen a ser parte de aquello que urge al paí­s para salir del vergonzoso atraso económico y social, que desde luego las autoridades, representantes de sectores fácticos se han encargado de intensificar, dando lugar a la penosa y terrible situación que el resto de guatemaltecos vive, pues carece de influencia para conseguir lo que en realidad necesita.

Luis Arévalo Argueta
usacconsultapopular@gmail.com

Desde las últimas semanas del año que recién terminó, los medios de comunicación radial y escrita, cargaban con la letaní­a sobre denuncias de la siempre presente campaña electoral, que no ha dado tregua en ningún momento -«entrevistas» por aquí­, vallas por allá, programitas por acá- y que desde hace algunos dí­as en adelante será intensa en todo sentido, mientras las autoridades del ramo, nuevamente durmiendo el sueño de los justos.

Mientras tanto, el único instrumento ejercible de la «Democracia»Â de Guatemala, está ya a la espera en 2011, aunque ya más o menos tengamos la vaga y patética idea de quienes representaran nuevamente a los sectores mencionados en los próximos diez años, si todo sigue igual.

Nuevamente, el gobierno que nos desgobierna carece de ideologí­a clara, y es incapaz de dar solución a los grandes problemas que enfrentamos dí­a a dí­a. Y tan terrible es la situación que es cierto aquello de que no podemos ni «vernos a los ojos» entre los ciudadanos, porque tenemos miedo de que alguien piense que le estamos viendo mal y nos dé una tunda, si bien nos va.

La corrupción sigue extendiendo sus tentáculos y consolidándose en las instituciones que un dí­a parecí­an ser la solución a otra serie de trabas que existí­an, pero que se agravaron, por dejarlas a merced de quien quisiera hacer «pisto» con ellas.

La economí­a sigue excluyendo a la mayorí­a, y aun con eso hay algunos que dicen que fue el ingenio de los guatemaltecos el que no permitió que la caí­da del crecimiento fuera peor. Claro que no se refieren a aquellos que al verse sin trabajo tuvieron que salir a la calle a vender baratijas.

Por cierto, ¡ja! se espera que la economí­a nacional tenga un discreto crecimiento en el presente año, a raí­z únicamente de la evolución de la recuperación económica internacional, cosa que nada nuevo tiene, pero que sigue siendo la misma desde hace ya mucho tiempo. Y, pues, cuándo se le dará espacio al mercado interno para que sea éste el que tenga al menos cierta relevancia en el crecimiento económico y por consiguiente en el desarrollo. Solo algunos lo saben. Y quizá la respuesta no nos dé motivo de festejo, pues ni siquiera hay acuerdo sobre salario mí­nimo.

A pesar del panorama, nunca es tarde para preguntase: ¿Es sólo eso lo que pedimos los guatemaltecos de la Democracia? Ni pensarlo. Es imprescindible no conformarnos con ello y ejercer nuestra ciudadaní­a. Es inexorable nuestro involucramiento sin rodeos y buscar una Democracia más participativa, en la que de verdad decidamos sanamente y debatiendo lo que esperamos y queremos para nuestra Nación.