«Es el dólar, estúpido»


Abadlá al-Badri, secretario general de la OPEP, presidió la reunión de este organismo durante esta semana en Viena.

«Es el dólar, estúpido», replicó la Organización de Paí­ses Exportadores de Petróleo (OPEP) a las presiones de Estados Unidos para meter más petróleo en el mercado y abaratar unos precios cómodamente instalados en torno a los 100 dólares que nunca más serán los de antes.


«La mala gestión de la economí­a estadounidense» y no un problema de abastecimiento están tras el alza de los precios, señaló contundente el presidente de turno de la organización, el ministro argelino Chakib Jelil, al término de la reunión que el cartel mantuvo el miércoles en Viena y en la que decidió mantener los actuales niveles de producción.

En el comunicado final, la organización usó términos menos duros pero que apuntaban con dedo acusador en la misma dirección, mencionando notablemente «la ralentización económica de Estados Unidos» y «unos precios fuertemente influidos por la debilidad del dólar».

La OPEP siente que el declive de la moneda norteamericana y la crisis de los mercados financieros hace que los inversores se vuelvan hacia el crudo, que se ha convertido en otro producto más del juego financiero.

Los precios actuales no son el reflejo de la escasez sino de «la debilidad del dólar, la creciente inflación y la significativa llegada de dinero al mercado de las materias primas», sentenciaba el comunicado.

En el desplante a Estados Unidos -cuyo presidente, George W. Bush, calificó de «error» la decisión que se disponí­a a tomar la OPEP, acusándola de no entender las implicaciones de los altos precios-, se percibí­a además un cierto aire de revancha.

Y no necesariamente de aquellos paí­ses miembros que tienen sus más y sus menos con Washington -Venezuela, Irán-, también de algunos de sus aliados árabes, como Qatar.

Su ministro de Petróleo, Abdulá bin Hamad Al Atiya, se permitió recordar aquellos tiempos en que la OPEP recibí­a lecciones sobre economí­a de mercado de los paí­ses ricos.

«En 1997 el precio (del barril) era de 7 dólares», narró a la prensa. «En una reunión del Fondo Monetario Internacional, en Ciudad del Cabo, en diciembre de 1998, participamos en una mesa redonda para hablar sobre el mercado del petróleo. Salté y le dije a los ministros de los paí­ses consumidores «necesitamos su apoyo, nuestro sistema se está hundiendo»».

«Uno de los principales paí­ses consumidores me respondió: «ministro, no estamos dispuestos a discutir, se trata de la fuerza del mercado». Hoy retomo sus palabras: se trata de la fuerza del mercado».

«En aquel tiempo, su consejo era que es muy delicado hablar de o interferir en el libre mercado (…) Las fuerzas del mercado controlan el mercado, no los paí­ses productores», sentenció.

El petróleo a 7 dólares del que hablaba el qatarí­ es un sueño prehistórico, contestó Alí­ Al Naimi, el poderoso ministro de Arabia Saudita, primer exportador y poseedor de las mayores reservas mundiales.

«Existe desde ahora una lí­nea por debajo de la cual los precios no caerán», explicó a la revista Pétrostratégies en los dí­as previos a la cumbre de Viena.

«No creo que nadie pueda ganar dinero en esta actividad a un precio inferior a 60 o 70 dólares» el barril, agregó.

Las acusaciones de la OPEP y, sobre todo, su decisión, con el efecto inmediato que tuvo sobre los precios -dispararlos por encima del récord de 105 dólares- no hicieron sino acrecentar el descontento de Estados Unidos y su presidente.

«Le hubiera gustado que la OPEP tomase una dirección diferente. Está decepcionado», dijo la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, que negó que se esté gestionando mal la economí­a, aunque admitió que atraviesa un periodo de un «poco de ralentización».

«Tomamos medidas para mitigar eso y creemos que saldremos de ahí­ antes de finales de año», estimó.