La Federación Internacional de Fútbol (FIFA) optó hoy por guardar silencio tras los dos errores arbitrales que influyeron en los resultados del domingo de los partidos de octavos de final México-Argentina y Alemania-Inglaterra.
El gol negado al inglés Frank Lampard, cuyo disparo rebotó claramente dentro de la portería alemana tras pegar en el travesaño, y el concedido al argentino Carlos Tévez pese a que se encontraba en fuera de juego, que todo el estadio vio repetido en pantalla gigante, alimentaron la polémica en el mundo entero.
Los únicos que no hicieron comentarios fueron los responsables de la FIFA.
El gol legal inglés hubiese significado el empate 2-2 y habría cambiado el curso del partido. En menos de cinco segundos, los aficionados del mundo entero pudieron comprobar a cámara lenta que era legal. Alemania se impuso finalmente 4-1.
Por su parte, Argentina encarriló la victoria en octavos contra México (3-1) con el primer tanto, anotado por Tévez, en un flagrante fuera de juego, tan claro, que parece increíble que el asistente del italiano Roberto Rosetti no lo viera.
El lunes de mañana, en su rueda de prensa diaria, el portavoz de la FIFA Nicolas Maingot, esquivó las numerosas preguntas que le plantearon los periodistas.
«No hacemos comentarios sobre las decisiones arbitrales y la FIFA y la International Board (el organismo que rige las reglas de juego) ya dieron su opinión sobre el arbitraje por video», no dejó de repetir el portavoz durante media hora.
Maingot recordó asimismo un editorial del presidente de la FIFA, Sepp Blatter, publicado en marzo pasado, en el que enumeraba sus argumentos en contra de la introducción del video para ayudar a los árbitros.
Unos días antes, el 6 de marzo, la International Board había cerrado el debate al rechazar la idea de asistencia «tecnológica».
¿Qué decía Blatter en marzo para justificar lo que millones de aficionados volvieron a tachar de injustificable el domingo? Su principal argumento fue lo de la «universalidad del fútbol».
Para la FIFA, las reglas tienen que ser las mismas en todas las competencias, desde los juveniles hasta los profesionales, sin excepción.
Según el presidente de la organización, algunos partidos, incluso de alto nivel, no tienen la misma cobertura de televisión que la Copa del Mundo. Por tanto, los árbitros no dispondrían de los mismos medios en todos los estadios, lo que resulta inaceptable para la FIFA.
Entre la ingenuidad y el cinismo, el jefe del fútbol mundial también insistió en el «factor humano» que le da mucho encanto al deporte rey, desde su punto de vista.
«A los aficionados les gusta hablar de lo que ocurre en los partidos. Forma parte de la naturaleza humana de nuestro deporte», escribió.
«Sea cual sea la tecnología utilizada, en resumidas cuentas, el que toma la decisión final es un ser humano (…). Por cierto, tras observar una jugada en cámara lenta, ocurre a menudo que diez expertos expresan diez opiniones diferentes sobre la decisión que tenía que tomar el árbitro», explicó.
Otro argumento que la FIFA no desarrolló este lunes, pese a las numerosas preguntas: aceptar la introducción del video en las porterías sería como abrir la caja de Pandora.
«Â¿Qué podría impedir luego la introducción de tecnología en otros aspectos del partido? Se cuestionarían todas las decisiones en todo el campo» y «esto cortaría el ritmo del partido», insistió Blatter en su editorial.