Ernesto Capuano, el polí­tico (II)


La vida polí­tica de Neto Capuano se vincula a una inicial etapa cuando, desde México ?en su primer exilio?, realizó esfuerzos para organizarse en contra de la dictadura del general Jorge Ubico: el militar ?dice Neto? de la hegemoní­a feudal y su apoyo a empresas del extranjero, el admirador de la ideologí­a fascista, y su desdén por la vida humana. La implicación inmediata de esta realidad fue la creación en México por parte de los exiliados de la Unión Popular Guatemalteca. Su dirección colectiva ?donde participaban Neto Capuano, Carlos Arias y Alfonso Solórzano? la dirigió Miguel Garcí­a Granados.

Carlos Cáceres

El general Lázaro Cárdenas, presidente democrático mexicano, veí­a con simpatí­a las actividades del exilio guatemalteco. En especial, después de denunciar la relación entre Ubico y el general mexicano Saturnino Cedillo, quien encabezó la última rebelión caudillista militar en México y fue derrotado. Tampoco hubo oposición gubernamental mexicana hacia las acciones de la Unión de Revolucionarios Latinoamericanos. Neto Capuano, como parte de esas organizaciones, destacaba como dirigente cuyo pensamiento era la pluralidad polí­tica rechazando actitudes dogmáticas, inefables o absolutistas. Con información de los movimientos polí­ticos que se gestaban en Guatemala, regresó a su paí­s en julio de 1944 y, el 20 de octubre de ese año, estalló lo que en Guatemala se ubica como Revolución de Octubre.

La acción polí­tica de Neto Capuano se desarrolló en Guatemala en el área internacional del partido Vanguardia Democrática. En él participaban personalidades de la vida nacional como Enrique Muñoz Meany, quien posteriormente dirigirí­a la cancillerí­a colocando la polí­tica exterior guatemalteca en un alto nivel de independencia y dignidad, así­ como Ismael Méndez Zebadúa y Antonio Cruz Franco, entre otros. Neto Capuano se desempeñó impulsando la Reforma Agraria y durante el gobierno de Jacobo Arbenz, fue segundo responsable del Departamento Agrario. El jefe era el capitán Alfonso Martí­nez: «Un hombre inteligente», confirma Capuano quien desempeñó la tarea de entregar fincas a los trabajadores, aunque su posición era la de crear cooperativas. Luego fue director del Banco Agrario.

Para Neto Capuano el movimiento democrático de Octubre estaba resolviendo los principales problemas económicos e impulsando el desarrollo de las fuerzas productivas del paí­s. Además de pronunciarse contra el coloniaje y romper relaciones con los dictadores Leonidas Trujillo y Anastasio Somoza, los dos gobiernos de la revolución guatemalteca (Juan José Arévalo y Jacobo Arbenz) concedieron asilo a perseguidos polí­ticos, y elevaron el ingreso nacional distribuyéndolo más equitativamente.

Además de la actividad polí­tica de Neto Capuano como parte del régimen democrático del presidente Arbenz, debe destacarse su participación organizada ?después de Vanguardia Nacional? con el Partido de la Revolución Guatemalteca. En él participó Neto junto a Roberto Alvarado Fuentes y Augusto Charnaud MacDonald, para citar con brevedad. «Quisimos hacer el único partido de la revolución», expresó Capuano, el cual se integró a la organización unitaria Frente Democrático Electoral (FDE), con los partidos Acción Revolucionaria, Guatemalteco del Trabajo y Renovación Nacional. Su propósito fue formar un bloque unido de fuerzas identificadas con la democracia y participar en las elecciones para diputados al Congreso de la República con planillas únicas.

Neto Capuano fue candidato a diputado. No ganó pero, en general, se obtuvieron resultados positivos. Por esta razón Neto declaró al periódico Octubre el 23 de enero de 1953: «La votación de esta ocasión es sintomática de que las fuerzas democráticas han aumentado en el departamento de Guatemala. Ello se debe fundamentalmente al programa presentado por el FDE que satisface las demandas de los obreros, de los campesinos, de la pequeña burguesí­a y de la burguesí­a progresista». El pensamiento de Neto Capuano estaba inmerso en el criterio de la unidad, aspecto que siempre ha repetido en conversaciones polí­ticas. Asimismo ?enfatizó? nuestro pensamiento estaba dirigido a asumir la igualdad de todos los seres humanos porque nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y también planteamos la necesidad de no establecer distinciones por razón de sexo, y argumentamos que cualquier discriminación contra la mujer vulnera la Declaración Universal de Derechos Humanos.

«Cuando Guatemala experimentaba un ascenso socioeconómico y polí­tico ?afirmó Neto? se produjo la abierta intervención de Estados Unidos a quien no importó la voluntad mayoritaria de nuestro pueblo ni la gran solidaridad de todos los pueblos de la Tierra a favor de la causa de Guatemala que luchaba por su independencia económica, su proceso social y que constituí­a un ejemplo de la acción liberadora de los pueblos sometidos».

Para salvar su vida, Neto se refugió en la embajada de México en Guatemala, al igual que el presidente Arbenz y cientos de guatemaltecas y guatemaltecos. Una vez más, regresó al exilio. Pero en él continuaba vigente y en la actualidad sigue pensando así­, que la racionalidad para actuar ante la vida permitirá avanzar a hombres y mujeres según su visión del mundo, con la finalidad de plantear una nueva integración social. Comparto el criterio, expresa Neto Capuano, de que el fortalecimiento de la paz y el respeto a los derechos humanos, son ejes básicos en la modernización de Guatemala (Continuará).