Era pospetróleo


Inicio. Representantes de los paí­ses firmantes del proyecto, se reunieron en Parí­s para darle inicio.

Siete potencias del norte y sur del planeta firmaron hoy en Parí­s un acuerdo para suministrar una energí­a limpia e ilimitada en la era posterior al petróleo, gracias al reactor experimental de fusión termonuclear ITER, que será construido en el sur de Francia a partir de 2008.


Este acuerdo, que representa más de diez mil millones de euros y fue firmado en la sede de la presidencia francesa en Parí­s y une a China, Corea del Sur, Estados Unidos, India, Japón, Rusia y la Unión Europea (UE).

La firma representa «una nueva etapa de una aventura excepcional», se congratuló el presidente francés Jacques Chirac, subrayando que este proyecto es además la «asociación sin precedentes de siete grandes socios del norte y del sur» del planeta que representan a la mitad de la humanidad.

Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, presente también en Parí­s, la calificó de «gran acontecimiento» y subrayó que «ITER daba respuesta al doble desafí­o de la seguridad energética y del cambio climático».

La fusión nuclear controlada, que será investigada en este reactor termonuclear internacional experimental (cuyas siglas en inglés son ITER) con sede en Cadarache (sureste de Francia), representa la última aventura de los fí­sicos para dotar al mundo de una energí­a nuclear más limpia e ilimitada ya que sus combustibles están disponibles en cualquier lugar, por ejemplo en el agua del mar.

Sin ir más lejos, Chirac explicó que de un litro de agua salada se podrá extraer la misma energí­a que de un litro de petróleo o un kilogramo de carbón.

La construcción del reactor ITER comenzará en 2008 y durará diez años. Está previsto que el reactor comience a funcionar en 2018. Los cientí­ficos esperan conseguir una producción industrial en unos 40 años, cuando las reservas probadas de petróleo se agoten.

«Aproximadamente en 2050, los primeros electrones estarán en la red eléctrica mundial», explicó Bernard Bigot, Alto Comisario para Energí­a Atómica.

La fusión termonuclear, que pretende imitar lo que ocurre en el interior del Sol, es objeto de profundas investigaciones desde hace años mediante las cuales los cientí­ficos intentan que los núcleos de dos isótopos de hidrógeno se unan para formar helio y ello genere una gran cantidad de energí­a.

Mientras que la fisión nuclear, es decir la fragmentación del átomo para obtener energí­a, se controla perfectamente desde hace décadas, la fusión es una técnica que no se domina en absoluto.

La elección de Francia como sede de este proyecto fue objeto de duras negociaciones que concluyeron en junio de este año. Los principales competidores de Cadarache eran el centro japonés de Rokkasho Mura y la ciudad canadiense de Carlington. España también habí­a apostado por Vandellós, en la provincia de Tarragona (Cataluña, noreste). Estos paí­ses obtendrán compensaciones por la elección francesa, como puestos claves en la jerarquí­a del proyecto.

La UE será el principal financiador del proyecto, con una aportación cercana al 50% de los 4.600 millones de euros necesarios para la construcción y del 34% de la cantidad requerida para la explotación, mantenimiento y desmantelamiento.

Dentro de Europa, Francia contribuirá en mayor medida que el resto de los miembros ya que este proyecto tendrá beneficios económicos indirectos para el paí­s estimados en miles de millones de euros y supondrá la creación de cuatro mil puestos de trabajo para la región.

Desde hace 46 años, Cadarache participa activamente en la investigación internacional sobre energí­a nuclear. En total, 4.300 personas trabajan en la central, implantada desde 1959 en la localidad francesa de Saint Paul les Durance, a 70 km de la ciudad de Marsella.

Además, Cadarache alberga desde 1988 el reactor experimental «Tore Supra», una especie de hermano pequeño de ITER, en el ámbito de un programa europeo que incluye también el reactor «Jet», instalado en Gran Bretaña.

Fusión nuclear controlada

La fusión nuclear controlada, que será investigada en un reactor experimental ITER, ubicado en Caradache, al sureste de Francia, representa una búsqueda de la ciencia en pro de una fuente de energí­a nuclear más limpia e ilimitada.

El proyecto nuclear ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor), que reúne a la Unión Europea, Estados Unidos, Rusia, Japón, China, Corea del Sur e India, es un programa internacional destinado a investigar la fusión termonuclear controlada, que busca reproducir lo que sucede en el núcleo del Sol.

Durante años, los cientí­ficos han tratado sin éxito de controlar ese proceso mediante el cual los núcleos de dos átomos de deuterio (forma pesada del hidrógeno) se funden para transformarse en tritio, desprendiendo una gran cantidad de energí­a.

De todos modos, los expertos admiten que se necesitarán décadas para realizar numerosos experimentos y poder producir energí­a gracias a esta técnica.

Según sus partidarios, se trata de una solución de recambio respecto a la fisión nuclear utilizada en las centrales actuales para producir energí­a.

La fisión nuclear, que se produce en las centrales nucleares, provoca la fragmentación de un átomo para producir energí­a. Pero, mientras la ciencia es capaz desde 1942 de producir la fisión de los núcleos pesados del uranio, la fusión aún no ha sido controlada, aunque hoy, tras más de 30 años de esfuerzos, aparece finalmente como técnicamente posible.

La fragmentación de los núcleos pesados (de uranio-235 o de plutonio-239) mediante bombardeo de neutrones es un procedimiento mucho más simple que la fusión, dado que ésta necesita, para vencer la repulsión de los átomos entre sí­, temperaturas del orden de los 100 millones de grados. A esa temperatura, la materia se encuentra en estado de plasma, lo que es, por lo demás, su forma más común en el universo.

Los fí­sicos pueden calentar ese plasma en cámaras de vací­o cilí­ndricas inventadas por los rusos y denominadas tokamaks (acrónimo formado con las palabras rusas corriente, cámara y magnética).

El deuterio es prácticamente inagotable: puede ser extraí­do fácilmente del agua, que contiene hasta 40 miligramos por litro. Por su parte, el tritio no existe en la naturaleza, pero puede ser obtenido fácilmente por irradiación del litio dentro de las citadas tokamak.