Era evidente


Editorial_LH

Varias veces, en nuestras campañas cívicas sobre la necesidad de actuar con coherencia, transparencia y entrega al país, repetimos una fotografía que nos pareció emblemática desde que fue captada. Era el reparto de la Bolsa Solidaria realizado en nombre no del Estado de Guatemala, sino en nombre de la señora Sandra Torres de Colom (en ese tiempo), y las mujeres que la recibían no sólo estaban evidentemente bien nutridas, sino que el entorno demostraba que no eran personas en condiciones de pobreza.

 


Ahora se confirma con pruebas que, efectivamente, la Bolsa Solidaria no era más que un instrumento de propaganda electoral para generar votos, pero no era en realidad un aporte de solidaridad para con los más pobres y necesitados del país. La nueva responsable de la administración de los programas sociales, luego de conocer detalles de la forma en que manejaron ese reparto de alimentos, ha dicho que no se trabajó con base en criterios de atención a los que necesitaban la ayuda, sino pensando en cómo generar más respaldos políticos entre la población. En otras palabras, fue el descarado, abusivo e intolerable uso de los recursos públicos para hacer campaña política y levantar la plataforma para lanzar la candidatura de la mujer del Presidente.
 
 Eso es simple y llanamente un acto de corrupción porque nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a manosear los escasos recursos del pueblo para fines tan espurios. Podrán darse mil excusas y justificaciones, pero el caso es que desde el principio era evidente la intencionalidad de los programas. Creemos que nadie puede oponerse a la inversión social, a que se atienda el problema de la pobreza en el país y que se haga ayudando a quienes no gozan de oportunidades porque les hemos negado la asistencia en educación, en salud, en seguridad alimentaria y para un empleo digno. Pero manosear la pobreza con intenciones bastardas es en realidad intolerable, inaceptable y digno de la repulsa general.
 
 Para nosotros fue obvio desde hace mucho tiempo el manoseo y lo dijimos con contundencia. Es más, publicamos muy repetidamente la foto que a nuestro juicio era la evidencia más clara de cuán manipulados eran los programas de la Bolsa Solidaria en la que metieron al Ejército para que, mediante el pago ya sabido, se hiciera cargo del reparto de los víveres que componían ese supuesto aporte a la gente en condiciones más precarias.
 
 La lección debe ser clara para no repetir nunca ese manoseo y, sobre todo, para que los ciudadanos no permitamos que se repita el abuso. Más dañino que ignorar a los pobres es su instrumentalización con fines electoreros porque con ello se destruye la posibilidad de institucionalizar programas de asistencia social.

MINUTERO:

Se desnuda la verdad
de la Bolsa Solidaria
que era una necedad
en campaña estrafalaria