Protegido del ruido ensordecedor y el calor abrasador de la Máquina Número 4, el capataz Reino Mustonen observa desde su oficina de vidrio el desplazamiento de kilómetros de papel periódico sobre enormes cilindros.
El papel presenta buen color y fina calidad. Sin embargo, en breve, se dejarán de producir para siempre las largas cintas de papel periódico en la pequeña localidad finlandesa de Varkaus.
El empleador de Mustonen, la empresa Stora Enso Oyj, tenía programada la paralización definitiva de la máquina conocida como PM 4. Durante tres décadas, la máquina había producido el papel para los diarios europeos como el Financial Times del Reino Unido, Le Figaro de Francia y El País de España.
En Europa y Estados Unidos, la demanda de papel periódico ha caído a la par de la circulación de los diarios debido a que la palabra escrita y su publicidad adjunta han migrado de las páginas de papel a las pantallas de las computadoras.
Para Finlandia, el golpe ha sido severo debido a que el país aporta el 12 por ciento de la producción global de papel.
Una industria que por mucho tiempo fue pilar de la economía del país y de la identidad nacional, y que fue fuente de ingreso de localidades enteras como Varkaus, de 23.000 habitantes, se encuentra en una declinación severa y de largo plazo.
«Finlandia ha vivido durante épocas de sus bosques, pero ahora el sector sufre», dijo Mustonen, de 60 años. «Es triste porque los bosques son nuestro patrimonio».
La caída en la producción que se inicio con internet y que se aceleró con la turbulencia económica mundial acarreó el cierre de plantas papeleras y el despido de miles de obreros en una industria que se fundó en los amplios bosques del país y a los que los finlandeses se referían como su oro verde.
La industria papelera atraviesa dificultades debido a su capacidad que excede la demanda y la caída de los precios del producto en Europa y Estados Unidos. Asia y Sudamérica continúan como zonas en expansión en las que han incrementado sus inversiones los fabricantes mundiales de papel, incluida Stora Enso.
Uno de los mayores fabricantes de papel del mundo, Internacional Paper Co., con sede en Memphis, Tenesí, cerró plantas y efectuó despidos desde el 2008 debido a la baja demanda. Su personal alcanza 57.000 empleados, una cifra inferior a los 70.000 que tenía en el 2007.
Los productos forestales han perdido gradualmente su predominio como la principal fuente de divisas para Finlandia, una economía que se sustenta en las exportaciones. Ahora la principal fuente de divisas es el sector de la alta tecnología, al que encabeza el mayor fabricante de teléfonos móviles del mundo, Nokia Corp., que empezó como fabricante de papel.
«Vemos la misma tendencia en Estados Unidos. Los europeos consumen menos papel periódico», dijo Juha Vanhainen, un vicepresidente de las oficinas centrales de Stora Enso, en Helsinki.
«Hay menos publicidad, y los medios de prensa competitivos han asumido una función distinta a la de los diarios ante lo cual se ha contraído el consumo de papel periódico».
No obstante, unos 900.000 de los 5,3 millones de habitantes de Finlandia son dueños de bosques y la industria provee casi un tercio de todo el papel que utilizan los europeos.
Un 20% de los 2,6 millones de personas de la fuerza laboral obtiene sus ingresos de los productos forestales, los cuales representaron en el 2009 el 19% de las exportaciones valuadas en 8.700 millones de euros (12.000 millones de dólares).
En Varkaus, los troncos son descargados en una planta contigua a un lago donde son sometidos a calor con vapor y se les convierte en la pulpa con la que se fabrica el papel.
Una prensa rotativa, que imprime el diario de mayor circulación del país, Helsingin Sanomat, y otros periódicos regionales, está contigua a una bodega enorme de papel, donde termina una cadena de producción de 900 metros (3.000 pies).
La noticia sobre la paralización de la última máquina de la fábrica de papel en la empresa Stora Enso causó una decepción profunda en la localidad, a un lado del lago Saimaa, en un distrito de árboles de abeto oscuro y pino.
Los empresarios abrieron el primer aserradero en el lugar en 1830. Construyeron con madera casas, escuelas e iglesias para los trabajadores forestales y sus familias a lo largo de avenidas arboladas y caminos solitarios cerca de columnas de humo que dominaban el horizonte.