Ya en el artículo anterior relaté que en las vísperas de la invasión mercenaria, preparada por la CIA, Carlos, preocupado por la situación, nos había dicho a algunos vecinos de la Villa de Guadalupe (zona 10, de la Ciudad Capital) que Castillo Armas iba a entrar a la capital y ante mi extrañeza, pues yo confiaba en que Arbenz ordenaría dar las armas al pueblo y además que el Ejército vencería a esa banda pagada, Carlos dijo: «conozco a mi gente» y, a continuación agregó «hay que organizar guerrillas», para salvar la Revolución.
En el ya citado libro escrito por Carlos Figueroa Ibarra, «Paz Tejada, militar y revolucionario», este último refiere cómo después del alzamiento militar del 13 de noviembre de 1960, y de las acciones de Marco Antonio Yon Sosa, tanto en la juventud civil como militar, se intensificaron las ansias combativas para cambiar el sistema, sacando del poder al general Ydígoras. Se tenía confianza en el triunfo, en parte por el ejemplo que habían dado los cubanos del 26 de julio, los guerrilleros del Granma, con su victoria en enero de 1959.
Paz Tejada en la obra mencionada (página 365) menciona a varios revolucionarios deseosos de iniciar la lucha, con quienes él se comunicaba, entre ellos: Emilio Zea González, Mario Silva Jonama, Octavio Reyes, Huberto Alvarado, los tres últimos del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) y con Julio Camey Herrera y conmigo (ambos del Partido Unidad Revolucionarisa -PUR), pero de mí, equivocadamente, dice: «quien por cierto era reacio a la lucha armada, era más bien proclive a la lucha política». Digo equivocadamente, porque en la página 377 del mismo libro, al referirse a la Comisión Organizadora de la Guerrilla (COR), en cita 199 se dice: «La comisión organizadora de la guerrilla, integrada por Paz Tejada, dos miembros del PUR y otros dos más del PGT» (Los dos del PUR éramos Julio Camey Herrera y yo).
En la página 175, op. cit. , relata: «La cosa se activó y se precipitó cuando llegó a Guatemala este muchacho Julio Roberto Cáceres, el Patojo, habrá sido en el segundo semestre de 1961 o enero de 1962. Creo que este hecho fue lo que nos indujo a todos a precipitar un poco las cosas. Yo creo que Julio Roberto era del PGT porque él llegó directamente con la gente del partido y los dirigentes del partido, entre ellos Nayo Alvarado, Silva Jonama y Guerra Borges, adoptaron gran entusiasmo (a continuación una cita ?197? «En efecto, Julio Roberto Cáceres, junto a Rigoberto Molina, otro de los combatientes de Concuá, habían ingresado al PGT en La Habana, bajo la supervisión de su representante en Cuba, José Manuel Fortuny).
Lo que, al parecer, ignoraba Paz Tejada es que Julio Roberto no había llegado directamente con la gente del PGT, sino a mi casa, porque como es sabido yo fui amigo del Che Guevara y cuando Julio Roberto le planteó que él estaba decidido a venir a Guatemala a organizar una guerrilla, el Che no estuvo de acuerdo porque el Patojo no estaba preparado para ello. El Che le decía que antes tenía que pasar por un proceso de adiestramiento, pero era tal la actitud combativa de Julio Roberto, que el Comandante Guevara ya no le obstaculizó el viaje y me lo envió, para que se hospedara en mi hogar. Por supuesto, que le recibimos con los brazos abiertos, porque él era hijo del abogado Víctor Manuel Cáceres y doña María Valle, personas amigas, así como con Julio Roberto, con quien había estado exiliado en México y cultivábamos buena amistad, con Ernesto Guevara y su esposa Hilda Gadea.
Pero, lo importante es que como Julio Roberto carecía de preparación militar, a quien se designó como jefe del grupo guerrillero a Paz Tejada, quien a pesar de su buena voluntad para adiestrar a los jóvenes integrantes del grupo guerrillero, no pudo prepararlos debidamente, por circunstancias ajenas a él, quien sí se sometió a un entrenamiento riguroso, pues recuerdo que hacía diariamente 400 sentadillas.
Paz Tejada consideró que lo primero que habría que hace era llegar a la Sierra de Chuacús y después a la Sierra de las Minas, a fin de unir fuerzas con la columna de Yon Sosa. Emprendieron la marcha el 11 de marzo de 1962, habiendo sido vistos por una persona, que sin duda fue quien avisó al Ejército, el cual les alcanzó el día 13, les sorprendió y los desbandó. A la guerrilla se le denominó de Concuá, porque fue el lugar donde les arrolló la milicia. Murieron: un miembro del Comité Central del PGT, Octavio Reyes y los también pegetianos, Julio Roberto Cáceres Valle, Mauro de León, Francisco Barrios de León, Brasil Hernández, Marcial Asturias, Amado Izquierdo, Alfonso Jocol, Guillermo Grajeda Zetina, Rodolfo Héller Plaja, Carlos Toledo y los afiliados al PUR, Moisés Quilo y Jaime Facundo Reyes. Sobrevivieron: Julio Rodríguez Aldana, Rodrigo Asturias Amado (Comandante Gaspar Ilom, de la Organización del Pueblo en Armas (ORPA), Rigoberto Molina, Leonardo García Benavente, Hugo Rodríguez, Roberto Figueroa, Raquel Archiva y Carlos Paz Tejada, quien nunca dejó de aportar sus valiosos servicios para la causa de la construcción de una Guatemala libre y en la que sus hijos mestizos e indígenas respetasen sus respectivas culturas y conviviesen en una sociedad donde fuese valor supremo, la justicia social. Por eso mismo, él no se ha ido, su ejemplo estará siempre presente.