Este episodio es muy importante, porque Carlos Paz Tejada fue el militar, que como Jefe de las Fuerzas Armas, junto con el Ministro de la Defensa, Jacobo Arbenz Guzmán, leales al Presidente Constitucional de la República, Dr. Juan José Arévalo y a su administración, salvaron el proceso democrático y revolucionario de los intentos subversivos de los sectores contrarrevolucionarios guatemaltecos y de los planes intervencionistas del gobierno de los Estados Unidos de América.
Sin embargo, es indignante la bajeza de varios de los jefes militares de esa época que se confabulaban para intrigar contra Paz Tejada, muchos de ellos nombrados en altos cargos por él, siendo Jefe de las Fuerzas Armadas, porque había confiado en ellos. Uno de ellos, Carlos Enrique Díaz, jefe de la Guardia de Honor, que, como se sabe era una de las fortalezas militares más importantes del país y quien aspiraba a ser el sustituto de Paz Tejada como Jefe de las Fuerzas Armadas. Ya Jacobo Arbenz Guzmán había sido electo Presidente de la República, pero aún no había tomado posesión del cargo. Había decidido y, así se lo había hecho saber, al ingeniero Paz Tejada, que sería durante su administración el Ministro de la Defensa, pero ese círculo intrigante de oficiales del Ejército, al parecer le hicieron cambiar y ya cuando tomó posesión del cargo, no le asignó esa cartera.
Estando todavía de Jefe de las Fuerzas Armadas Paz Tejada, y Carlos Enrique Díaz, Jefe de la Guardia de Honor, pero ya sabedor de que su ambición sería colmada porque el Consejo Superior de la Defensa le propondría como candidato a la Jefatura de las Fuerzas Armadas, estando en casa de Paz Tejada, ensoberbecido no sólo le faltó el respeto a su anfitrión sino también a su esposa, ofensa que dignamente no toleró el agraviado y, conforme a la disciplina militar, ordenó su arresto y le destituyó como Jefe de la Guardia de Honor, habiendo nombrado al coronel Amadeo Chinchilla. El todavía ministro de la Defensa, Jacobo Arbenz, con ocasión en la que Paz Tejada le informó lo ocurrido y la destitución de Díaz, Arbenz manifestó: «yo lo hubiera fusilado» (véase Carlos Figueroa Ibarra, Paz Tejada ?militar y revolucionario, Editorial Universitaria, USAC, Guatemala, 2001). Sin embargo, a los pocos días le pidió a Paz Tejada que se reconciliara con Díaz y Paz Tejada quien consideró siempre a Arbenz adalid de la Revolución, y con su altura moral, de inmediato le respondió que él no era rencoroso, perdonó a Díaz y este fue Jefe de las Fuerzas Armadas.
El anterior episodio ocurrió en 1951, ¿qué ocurrió desde entonces hasta mediados de 1954? Paz Tejada no fue nombrado Ministro de la Defensa, a mi parecer una equivocación de Arbenz, sino Ministro de Comunicaciones, pero cuando él tomo posesión del cargo hacía falta equipo y sólo había una veintena de tractores, de manera que permaneció al frente del Ministerio sólo hasta el 15 de enero de 1952. De enero de ese año a febrero de 1953, estuvo en la jefatura de la Superintendencia General de las Obras del Atlántico, que atendía los trabajos en la carretera y en la construcción del Puerto de Santo Tomás. Su equipo técnico de ingenieros fue de calidad: Roberto de León, Constantino Bernasconi y Luis Peña, con quienes trabajaron intensamente. A principios del año 1953, Paz Tejada presentó el proyecto de presupuesto para la consecución de las obras, pero al Presidente Arbenz le pareció excesivo y le pidió que revisara la propuesta y se la trajera más tarde, pero ya no le recibió sino lo envió con el Ministro de Comunicaciones Aldana Sandoval, quien le hizo esperar dos horas, para solo comunicarle: «Dice el señor Presidente que presente su renuncia».
Debo decir que lo expuesto en el párrafo anterior lo supe hasta que leí el libro citado, del cual es autor Carlos Figueroa Ibarra. Hago esta aclaración, porque cuando comenzó la invasión de los mercenarios apoyados por la CIA y los gobiernos de Honduras y Nicaragua, en abril de 1954, éramos vecinos en la Villa de Guadalupe, Paz Tejada (quien no era ya funcionario de gobierno ni estaba de alta en el Ejército), y el Ministro de la Defensa, José íngel Sánchez. Un día, estando con algunos compañeros de partidos revolucionarios entre quienes recuerdo a Marco Antonio Villamar ( ), Paz Tejada llegó a mi hogar y nos dijo: «Aquí va a entrar Castillo Armas, debemos organizar guerrillas, para combatirle». ¿¡Cómo va a ser posible eso, y el Ejército, entonces!?, exclamé. Y él respondió: «Â¡Conozco a mi gente!». Además creyendo que yo tenía fácil acceso al presidente Arbenz me pidió que le pidiese audiencia porque él se ponía a las órdenes para combatir la agresión armada. Como no pude lograr esa entrevista, porque Arbenz se aisló y solo se comunicaba con muy pocas personas, entre ellas José Manuel Fortuny, y posiblemente con Augusto Charnaud Mc Donald, Secretario General del Partido de la Revolución Guatemalteca (PRG), le pedí informase a Arbenz el ofrecimiento de Paz Tejada, pero nunca hubo respuesta. Entonces, con Carlos fuimos a casa del Ministro de la Defensa, J.A. Sánchez, a eso de las 11.30 de la mañana y nos recibió vistiendo bata y con un rostro de por lo menos tres días sin rasurar y dando fuertes «estocadas», en respuesta a nuestras preocupaciones nos espetó: «Esto ya no tiene solución militar, sino política», porque él ya era de los altos jefes del Ejército que habían traicionado al presidente Arbenz, a la Revolución y a la Patria junto con: Víctor M. León, Miguel Solares Arévalo, Enrique Ruiz García, Eduardo Llerena Muller, Juan Martínez, Pablo Díaz, José Barzanallana, Bernardo Ordóñez, Jorge Hernández, Enrique Parinello, Carlos Aldana Sandoval, Rubén González Siguí, í‰lfego Monzón, Anselmo Getellá y Carlos Enrique Díaz.
OTROSí. Escuche apreciado lector los miércoles a las 14.30 Radio Nuevo Mundo (96.1 FM), Polémica, programa de periodista Marcial Méndez, en el que investigadores del CIEHSEP, debaten problemas nacionales.