Paralelamente, el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad declaraba hoy que para él «la cuestión nuclear está cerrada» y que Irán no está dispuesto a discutir sobre sus derechos «innegables» en materia nuclear, aunque al mismo tiempo no descartó un diálogo «justo» con las grandes potencias.
Acusado recientemente por Israel y Francia de haber ocultado documentos que hubieran podido demostrar el componente militar del programa nuclear iraní, que Teherán ha negado siempre, ElBaradei declaró: «estoy consternado por las acusaciones de ciertos Estados miembros que fueron entregadas a los medios de prensa, informaciones que no fueron comunicadas al consejo» de gobernadores.
«Esas acusaciones responden a motivaciones políticas y carecen totalmente de fundamento. Tentativas como ésta de influir en el trabajo de la secretaría son un ataque contra su independencia y su objetividad, violan (…) los estatutos de la AIEA y tendrían que cesar inmediatamente», dijo.
Antes de que fueran formuladas dichas acusaciones por parte de Israel y Francia, ElBaradei, que abandonará sus funciones el próximo 30 de noviembre, fue acusado varias veces, en particular por Estados Unidos, de no ser suficientemente severo con Irán.
La semana pasada, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Bernard Kouchner, preguntó por qué ElBaradei se negaba a publicar anexos de su último informe sobre el controvertido programa nuclear iraní.
En respuesta a dichas acusaciones, Irán reiteró sus propias acusaciones contra los servicios secretos estadounidenses, a los que reprocha haber presentado documentos falsificados para demostrar los presuntos fines militares de su programa, destinado, según las autoridades iraníes, a producir electricidad.
«El gobierno de Estados Unidos no ha transmitido a la agencia documentos auténticos, ya que no disponía de documentos fiables y todos los documentos fueron falsificados», escribió el embajador iraní ante la AIEA, Ali Asghar Soltanieh, en una carta enviada a ElBaradei.
Soltanieh acusó en la ocasión a «los embajadores de Estados Unidos, de Francia y de Gran Bretaña (…) de actuar con motivaciones políticas».
En Washington, un funcionario norteamericano que pidió el anonimato calificó el sábado las acusaciones de falsificación de «carentes de fundamento». «La propia AIEA aceptó esos documentos como fiables», dijo.
Los documentos en cuestión proceden de servicios secretos y sugieren que Irán trata de fabricar ojivas nucleares y que es por ello que trata de enriquecer uranio y efectúa ensayos de misiles.
Por otra parte, ElBaradei lamentó hoy el «bloqueo» de la investigación de la AIEA, tras seis años de trabajos intensos.
«Irán no ha suspendido sus actividades ligadas al enriquecimiento (de uranio) ni sus trabajos sobre proyectos ligados a centrales de agua pesada, como fue reclamado por el Consejo de Seguridad» de la ONU, recalcó ElBaradei.
«De la misma manera, Irán no ha cooperado con la Agencia sobre las cuestiones todavía pendientes que fueron plenamente detalladas en los informes de la AIEA y que deben ser aclaradas a fin de poder excluir una posible dimensión militar del programa nuclear iraní», agregó.