Entre la satisfacción y la incomodidad


Roque Pascual (D), uno de los liberados, fue recibido en Barcelona. FOTO LA HORA: AFP JOSEP LAGO

La liberación ayer de dos cooperantes españoles por la rama magrebí­ de Al Qaeda ha llenado de satisfacción a España y su gobierno, que sin embargo ha quedado en una posición algo incómoda al tener que ceder a parte de las exigencias de los secuestradores, según especialistas y prensa españoles.


«Hoy es un dí­a de alegrí­a para Albert y Roque, sobre todo para sus familiares y amigos, también para todos los españoles», afirmaba el lunes el jefe del gobierno español, José Luis Rodrí­guez Zapatero, al anunciar oficialmente la liberación de los dos cooperantes españoles.

La liberación de Albert Vilalta y Roque Pascual, que llegaron en la madrugada de este martes a Barcelona (noreste), terminó con nueve meses de cautiverio en manos de Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI), que ya habí­a liberado en marzo pasado a Alicia Gámez, secuestrada junto a ellos en noviembre en Mauritania cuando participaban en una caravana solidaria.

Zapatero agradeció el lunes en una declaración, en la que no admitió preguntas, el trabajo de los funcionarios españoles, así­ como la cooperación «muy especialmente (de) los gobiernos de la zona en la que se produjo el secuestro» para lograr la liberación, sin hablar en ningún momento de rescates.

No obstante, la prensa española cifraba este martes en unos 7 millones de euros la cantidad pagada a mediadores y secuestradores para lograr la liberación de los dos cooperantes.

Un mediador maliense conocedor de los casos de rehenes en la region del Sahel afirmó a la AFP que AQMI recibió «en total 8 millones de euros» de Madrid, mientras que los negociadores burkineses negaron el pago de rescate alguno, aumentando la incertidumbre sobre cómo se llevó a cabo la liberación y si se debe o no pagar rescates.

«Es evidente, tratándose del interlocutor», que han pagado un rescate, «pero los Estados lo negarán hasta el final», dijo a la AFP Carlos Echevarrí­a Jesús, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

«Más allá del resultado humanitario con la vida salvada de dos compatriotas, la empresa terrorista de AQMI sale indudablemente muy reforzada», aseguró el profesor Echevarrí­a, que reconoce que la presión de la opinión pública lleva a los paí­ses a negociar.

«Aparte del dinero y de la liberación de presos, obtienen un impulso propagandí­stico y una invitación a seguir secuestrando y chantajeando a paí­ses occidentales», añadió el docente, quien se referí­a así­ también a la extradición de Mauritania a Mali del autor del secuestro, «Omar el Saharaui», cuyo regreso a su paí­s era una exigencia de los secuestradores.

«El secuestro de Vilalta y Pascual ha tenido un feliz desenlace para nuestros compatriotas, pero se ha pagado un alto precio, económico y polí­tico», afirmó este martes el diario El Mundo, que considera que la imagen de España se ve afectada por el comunicado emitido por AQMI en el que afirma que la liberación se ha producido porque se han cumplido algunas de sus exigencias.

AQMI aseguraba además que es «una lección a los servicios secretos franceses» tras el fracaso de la operación militar franco-mauritana para liberar al rehén francés Michel Germaneau, cuyo asesinato fue reivindicado por AQMI el 25 de julio.

Parí­s reiteró este martes que AQMI nunca le dio la oportunidad de negociar por Germaneau y, tras asociarse a la alegrí­a española por la liberación de los dos rehenes, el portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores francés, Bernard Valero, se limitó a afirmar: «No comentamos las declaraciones de terroristas».

La secretaria de Estado de Cooperación Internacional española, Soraya Rodrí­guez, también se negó este martes en declaraciones a Radio Nacional de España (RNE) a comentar ese comunicado y aseguró que ello serí­a «entrar en su dinámica» de «chantaje y extorsión».