Entre la maleta y el ataúd


Desplazados. La violencia sectaria que afecta e Irak ha provocado movilizaciones.

Aterrorizados por las amenazas y la violencia, millones de iraquí­es han abandonado sus hogares para dirigirse a zonas seguras del paí­s o huir al extranjero, haciendo proliferar así­ las tiendas de maletas, cuyos propietarios se frotan las manos.


«Los negocios van bien», afirma Shafea Ali, de 36 años, que tiene una tienda de maletas desde hace doce años en el céntrico barrio El Senak de la capital.

Su comercio, de planta alargada, está repleto de maletas y bolsas de viaje de todo tipo. El comercio es próspero y se ve: los productos son nuevos y la llegada de mercancí­a continua.

Shafea no quiere dar indicaciones sobre su volumen de negocios o el número de maletas que ha vendido, pero sí­ reconoce sin tapujos que la crisis económica y la violencia no han perjudicado su negocio, más bien todo lo contrario.

«Siempre se necesitan maletas. Para viajar cuando todo va bien. Para marcharse cuando todo va mal. Para ir a visitar la familia en el extremo opuesto de la ciudad o del paí­s, para ordenar cosas en casa. ¿Desea una?», pregunta con malicia.

En los barrios centrales de Rusafa y Karrada, las tiendas desbordan en las aceras para exponer sus maletas. Puede haber de ocho a diez comercios seguidos, que venden casi las mismas maletas. Los precios varí­an entre 20 mil y 50 mil dinares (entre 15 y 40 dólares).

Una demanda semejante está totalmenta justificada: unos 32 mil iraquí­es murieron en actos violentos en 2006, según las Naciones Unidas. Cerca de dos millones de iraquí­es están refugiados en el extranjero y 1,8 millones están desplazados dentro de su propio paí­s, según el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Entre 600 mil y un millón de ellos se han marchado a Siria y 750 mil a Jordania, según el ACNUR, y una ONG de El Cairo señala de 120 mil a 150 mil en Egipto.

Todos los meses, unos 50 mil iraquí­es huyen del paí­s, el éxodo más importante en Cercano Oriente después del protagonizado por los palestinos en el momento de la creación del Estado de Israel, en 1948.

«A menudo, la gente que acude a comprar una maleta no ha hecho ningún viaje. Muchos no han tomado nunca un avión o salido del paí­s», cuenta con voz cansina Fadel Abbas, ex fotógrafo de 64 años que se puso a vender maletas después de una enfermedad de los ojos.

«La gente me dice que se marcha. La mayorí­a abandona el paí­s, otros se mudan de un barrio a otro», añade, en una tienda polvorienta, donde vende sus maletas «made in China» importadas pasando por un mayorista de Dubai.

Cada vez son más los sunitas residentes en zonas chiitas y los chiitas de regiones sunitas que desertan sus domicilios para ir a un barrio donde se sienten seguros porque sus respectivas comunidades son mayorí­a.

«La violencia, el terrorismo, hacen imposible vivir aquí­. Irak se ha convertido en un paí­s de muerte», lamenta con un suspiro Abbas, que trabaja solo en su tienda.

¿Qué hacen sus hijos? El anciano rompe a llorar. No dirá nada más. Al menos uno de sus hijos se encuentra en un féretro.