En la actualidad, Enrique Samayoa Salazar, es uno de los basquetbolistas más codiciados en los clubes guatemaltecos de baloncesto, debido a la garra y coraje que le pone a cada uno de los partidos en los que interviene este joven chapín de 25 años, oriundo del municipio de Amatitlán.
En los últimos años ha militado con el equipo de Elité Sport Pollo Rey de la Liga Metropolitana, donde junto al quinteto de Walfred Corado consiguió en el 2005 el primer lugar del campeonato oficial de la Metro, razón por la que fue declarado el jugador más valioso de dicha Liga.
Junto al mismo equipo, en el 2006 sacó el segundo lugar de la Metro. En el 2007, í‰lite Sport se adjudicó el Campeonato de Copa y el este mismo año, queda por segunda ocasión como subcampeón de la Metro.
En 1994 consiguió el tercer lugar junto a la Selección Nacional de Mini Baloncesto en Lima Perú y al año siguiente el segundo puesto en el Campeonato Centroamericano en Tegucigalpa, Honduras.
A la par de la Selección Nacional Juvenil también destacó con el primer lugar en los Juegos Nacionales en el 2000 celebrados en Quetzaltenango, por lo que fue nombrado el jugador más valioso de aquel departamento.
A Selección Nacional Mayor fue convocado en el 2001, donde en el 2004 consiguió el puesto más significativo que le ha tocado vivir en el Centroamericano de baloncesto, segundo lugar.
Por si eso no es suficiente (Atleta destacado de Amatitlán y de la Metro), Enrique Samayoa ha sido declarado el deportista más destacado del Comité Olímpico Guatemalteco en el 2000 y 2006.
«A tempranda edad inicié entrenando con mi papá, porque el también fue Seleccionado Nacional. A los 9 años me llevó a un proceso de Selección y fue escogido entre 60 participantes para conformar el cuadro de mini baloncesto del país, con niños de 8 a 12 años», compartió Samayoa.
«Cuando comencé en el proceso de Selección, mis padres se separaron, pero gracias a la práctica del baloncesto pude superar la barrera de aquella época difícil, pues me he compenetrado tanto en el deporte que hasta se me olvidaron mis propias penas», recordó.