El primer ministro tailandés Abhisit Vejjajiva declaró el viernes que el orden «fue restaurado» luego de la dispersión de los «camisas rojas» y de disturbios que costaron la vida a 85 personas, pero el país enfrenta «inmensos desafíos» para «superar sus divisiones».
«Hemos restaurado el orden en Bangkok y en las provincias de Tailandia», declaró Abhisit, durante un discurso transmitido por la televisión dos días después del asalto lanzado por el ejército contra el barrio del centro de la capital ocupado por los manifestantes antigubernamentales desde comienzos de abril.
«Continuaremos garantizando el rápido retorno a la normalidad», añadió.
Esta vuelta a la normalidad era evidente en el centro de la capital. El ejército tenía previsto poner fin durante la tarde a las operaciones para instaurar la seguridad en la ex zona «roja». Estas operaciones «habrán terminado para las 15H00» (08H00 GMT), indicó Sunsern Kaewkumnerd, su portavoz.
No se señaló ningún acto de violencia en Bangkok, cuyos accesos son controlados por cordones de soldados, después de una segunda noche de toque de queda.
No obstante, el primer ministro reconoció que el cese de la violencia no pone fin a la profunda crisis política que sufre su país desde hace varios años.
Después de «uno de los peores episodios» de la historia tailandesa, «nosotros reconocemos que enfrentamos inmensos desafíos, en particular el de superar las divisiones de nuestro país», declaró.
Por lo menos 86 personas murieron y más de 1.900 fueron heridas desde el comienzo de las manifestaciones lanzadas a mediados de marzo por los «rojos» para obtener la renuncia del jefe de gobierno y elecciones anticipadas. Abhisit también anunció una «investigación independiente» sobre estos acontecimientos.
«Los invito a todos a unirse al proceso de reconciliación», indicó Abhisit, anunciando que mantenía la «hoja de ruta» que puso sobre la mesa el 3 de mayo para poner fin a la crisis.
Sin embargo, no dio ninguna información sobre la fecha de eventuales elecciones anticipadas. El 13 de mayo, cuando las negociaciones con los «rojos» volvían a estancarse y los líderes del movimiento se negaban a ponerle fin, anuló su propuesta de organizar comicios el 14 de noviembre próximo.
El viernes, mientras Abhisit hacía estas declaraciones, los servicios municipales continuaban sacando los restos de barricadas de neumáticos y alambres de púas que habían colocado los manifestantes.
Center World, el centro comercial más grande del país, fue totalmente destruido por uno de los incendios que se produjeron justo después de la rendición de los líderes de los «camisas rojas». Más de 30 edificios, incluyendo a la Bolsa, un gran cine y bancos, sufrieron daños de distinta magnitud a causa de los siniestros.
El costo de esta destrucción fue estimado en 40.000 millones de bahts (1.200 millones de dólares) por la prensa local.
El ministro de Finanzas, Korn Chatikawanij, advirtió que la difusión de las imágenes de Bangkok presa de las llamas en las pantallas del mundo entero tendría «un impacto desastroso en el turismo», que contribuye con el 6% del PIB de Tailandia.