Enfriar el auto puede incidir sobre la salud


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Con el calor, es habitual que los conductores tomen de inmediato dos medidas comunes ni bien se meten en el auto: encender el aire acondicionado o bajar las ventanillas, pero ventilar el vehículo no es tan fácil como parece.

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Por Renate Freiling
BERLÍN / Agencia dpa

La temperatura ideal en el interior del habitáculo es de 21 a 23 grados. El calor dificulta la conducción y puede incluso perjudicar la salud. Sin embargo, en los días más calurosos, muchos conductores se inclinan por mantener la temperatura inmediatamente por debajo de los 20, lo que igualmente es poco razonable.

El enfriamiento exagerado del interior aumenta el consumo de gasolina y con ello las emisiones de CO2. Según la tecnología y el uso, el aire acondicionado es responsable de hasta dos litros más de consumo por cada 100 kilómetros, asegura Patrick Huth, experto en refrigeración y medioambiente.

Un aire acondicionado al máximo no sólo es malo para el medioambiente y el bolsillo, sino también para la salud de los ocupantes, ya que puede provocar resfriados. Si el chorro de aire frío va directo a la piel aún con sudor, el cuerpo se enfría muy rápido y eso afecta a la circulación de la sangre.

Además, el aire acondicionado reseca el aire, lo que afecta a las mucosas y puede provocar infecciones en las vías respiratorias superiores. Las corrientes pueden ocasionar también conjuntivitis o rigidez de la musculatura del cuello, hombro y espalda.

Los sistemas mal cuidados también pueden provocar problemas. Es posible que el condensador de agua se convierta en un foco de gérmenes debido al polvo, polen y moho que se acumulan, si no se limpia regularmente. Eso termina afectando al interior y las consecuencias son alergias o infecciones.

Los ambientalistas recomiendan no encenderlo siquiera para recorrido cortos y ventilar el coche sobrecalentado con las puertas abiertas antes de arrancar. La diferencia de temperatura entre el interior y el exterior debería ser de un máximo de seis grados, ya que si la diferencia es mayor, al cuerpo le cuesta más compensarse y eso puede provocar en algunos casos problemas de circulación, lo que se puede traducir en que se nuble la vista al salir del vehículo.

Pero obviamente, la temperatura del interior no puede ser muy elevada, porque si no, aumenta el riesgo de accidente. Percepción, atención o agudeza visual se reducen conforme aumenta la temperatura. Con más de 24 grados, desciende la velocidad y capacidad de reacción. Eso hace que el conductor esté bajo un mayor estrés y reaccione de forma más agresiva ante ciertas circunstancias.

El cuerpo compensa el calor normalmente con el sudor y con una mayor presión sanguínea, especialmente en las extremidades. El sudor enfría la piel a través de la evaporación, pero al conducir esto sólo es posible en parte del cuerpo ya que las piernas y la espalda están apoyadas en el asiento y pegada a la ropa.

Para combatir el calor, no sólo hay que regular la temperatura del vehículo. Quien suda mucho debe beber mucho, especialmente en viajes de larga distancia. Ayuda vestir camisas y pantalones de algodón, mientras que los conductores de cabrios deben protegerse con una gorra, así como con crema protectora la piel visible.

Siempre es recomendable buscar plazas de aparcamiento a la sombra u oscurecer las lunas. Esteras especiales reflejan la luz del sol detrás del parabrisas y evitan también que la temperatura del interior aumente.