Enfrentamiento por propuesta de la ONU


Rechazo. Miembros del grupo de autodeterminación protestaron en Kosovo.

Los serbios y los kosovares albaneses tienen posiciones radicalmente opuestas sobre el futuro de Kosovo, y el plan del mediador de la ONU, Martti Ahtisaari, que será entregado hoy al Consejo de Seguridad, no logró reconciliarlos.


«No puedo creer que el mundo pueda aceptar sin la menor objeción que Kosovo sea arrebatado a Serbia», afirmó Olga Petrovic, una habitante de Belgrado de 35 años.

«El mundo entero, exceptuando a Serbia, sabe muy bien que Kosovo debe ser independiente», opinó en Pristina Ferki Berisha, una albano-kosovar de 37 años.

«Las dos comunidades vivieron durante mucho tiempo dentro del mismo Estado. Pero ahora están tan alejadas una de otra como si pertenecieran a dos continentes diferentes», señaló el sociólogo serbio Milovan Markovic.

Kosovo, administrado por la ONU desde el fin de la guerra de 1998-1999 entre las fuerzas serbias del régimen autoritario de Slobodan Milosevic y los separatistas albaneses, sigue siendo formalmente una provincia serbia.

Aunque después de ocho años Serbia ya no tiene ninguna influencia allí­, continúa considerándola como la cuna de su historia.

«Desde la Edad Media, para los serbios el origen de su historia y de su nación está en Kosovo. Ellos creen que esta tierra les pertenece, independientemente de quienes sean sus habitantes», explicó Markovic.

Sin embargo, los albano-kosovares, que representan más de 90% de la población, exigen la independencia.

Actualmente parecen estar mucho más cerca del objetivo, ya que el mediador de la ONU, Marti Ahtisaari, preconizó una «independencia bajo supervisión internacional» en sus propuestas al Consejo de Seguridad.

Por su parte, Belgrado, que sólo está dispuesto a aceptar una amplia autonomí­a, obtuvo el respaldo de Rusia, que indicó que se opondrá a una solución que sea inaceptable para Belgrado.

Antes de que el Consejo de Seguridad discuta el plan de Ahtisaari el mes próximo se anuncia una batalla diplomática entre Rusia, adalid de la causa serbia, y Estados Unidos, que apoya a los albano-kosovares.

«La suerte de Kosovo se encuentra ahora en manos de la comunidad internacional, y no habrá sorpresa sobre el estatuto que será adoptado», dijo el jubilado Enver Syla, un albano-kosovar de 67 años.

«La única solución es bloquear la independencia. Otorgarla significarí­a arrancar a Serbia una parte de su territorio», declaró Slobodan Stanic, un serbio de Kosovo refugiado en Serbia después de la guerra de 1998-1999, convencido de que Rusia no dudará en utilizar su veto en el Consejo de Seguridad para impedir la independencia.

«Ahtisaari no recomendó la independencia porque prefiera los albaneses a los serbios, sino porque la independencia de Kosovo es una realidad», sostiene a su vez Adriana Alaj, una estudiante albano-kosovar de 24 años.