Diarreas, sarna y dificultades para personas que deben conservar medicamentos en frío son los problemas sanitarios más frecuentes que enfrentan las víctimas de las lluvias que arrasaron los estados del nordeste brasileño de Alagoas y Pernambuco, señala este domingo el diario O Globo.
Previsibles y comunes cuando ocurren este tipo de catástrofes, la situación es tanto más grave cuanto que la atención sanitaria es limitada en la zona, y se realiza sobre todo mediante hospitales de campaña, preparados para primeros auxilios en casos de quebraduras, cortes o heridas similares, según explicaron médicos en la zona a la AFP durante la semana.
O Globo señala que la situación es especialmente complicada para personas con diabetes, incapaces de conservar la insulina en frío cuando la energía eléctrica es limitada o en muchos casos inexistente.
Las lluvias que cayeron entre sábado y martes de la semana pasada en Alagoas y Pernambuco dejaron una estela de devastación y muerte en esos estados, con ciudades arrasadas por completo, 180.000 damnificados y más de 50 muertos.
Las personas, niños incluidos, circulan durante todo el día descalzos por el barro y la basura que quedó acumulada en las calles de ciudades como Branquinha, Uniao dos Palmares o Santana do Mundaú; el acceso al agua potable es difícil y se realiza gracias a camiones cisterna de la municipalidad o bidones entregados por militares.
Los pequeños centros de salud pública en estas ciudades quedaron devastados por las inundaciones.