La presidenta Dilma Rousseff anunció hoy que dará énfasis a las políticas sociales en 2012, su segundo año al frente del gobierno brasileño.
En su columna semanal distribuida por la oficina de prensa de la presidencia, la mandataria dijo que el año entrante será un nuevo momento para consolidar «el modelo brasileño» basado en el crecimiento económico con distribución de ingresos.
«El año comenzará con un fuerte aumento del salario mínimo y con una reducción de impuestos» que beneficiará a más de cinco millones de pequeñas empresas.
El salario mínimo pasará de 545 a 622 reales (de 295 a 336 dólares) en 2012, por determinación del gobierno.
Señaló que su gobierno mantendrá el apoyo a la compra de la casa propia para sectores pobres y de clase media, al tiempo que reducirá impuestos sobre productos de consumo popular, incluyendo alimentos como harina y pan, así como bienes industrializados.
«Mi gobierno continuará invirtiendo fuertemente en la erradicación de la pobreza extrema», dijo Rousseff en su última columna del año en la que recordó que en los últimos seis meses 407.000 familias que viven en la miseria comenzaron a recibir beneficios sociales.
La presidenta se comprometió en junio a sacar a 16 millones de brasileños de la pobreza extrema al concluir su mandato en 2014.
Rousseff destacó que Brasil logró mantener el crecimiento económico y generar empleo en 2011 pese a un escenario internacional adverso, marcado por la crisis global. La economía crecerá este año alrededor de 3,5% al tiempo que habría generado más de dos millones de puestos formales de trabajo.
«El año que acaba no fue fácil para el mundo. En Brasil percibimos con antelación los rumbos de la crisis internacional y nos preparamos para ella. Con políticas acertadas conseguimos proteger la economía, los sectores productivos y el empleo», sostuvo.
Al asumir el poder el 1 de enero, Rousseff anticipó que su gobierno profundizaría las políticas sociales que habían sido la marca de su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), pero una serie de escándalos que provocaron la caída de siete ministros hicieron que su gestión estuviera marcada por la erradicación de la corrupción.