El líder de centro francés, Franí§ois Bayrou, se ha convertido en el blanco de las críticas de la candidata socialista a la presidencia, Ségolí¨ne Royal, y del aspirante conservador, Nicolas Sarkozy, inquietos por su inesperado avance en los sondeos de popularidad.
Con un 19% de intenciones de voto en la primera vuelta, según un sondeo divulgado el martes, este hombre de 55 años, ridiculizado por muchos e invisible para otros hasta ahora, promete a los franceses «una situación política nueva».
Presidente del partido Unión por una Democracia Francesa (UDF), Bayrou fue el invitado el lunes por la noche del programa de televisión «Tengo una pregunta que hacerle», en el que los ciudadanos interrogan a los candidatos. El político pasó con nota este examen ante las cámaras.
Según el aspirante a jefe de Estado, que en las presidenciales de 2002 no llegó al 7% de los votos en la primera vuelta, la «guerra eterna» entre el partido UMP (derecha), presidido por Sarkozy, y los socialistas es responsable del «declive» de Francia.
«Cuando uno llega al poder, destruye lo que el otro ha hecho. Así Francia entra poco a poco en un declive y se empobrece. Analizando las causas, tengo la seguridad de que con este sistema es imposible sacar al país de esta situación», estimó.
Frente a este panorama, Bayrou cree poseer «la determinación de alguien que quiere cambiar las cosas» y se compromete a «ofrecer a los franceses otro camino» y sobre todo un gobierno que reúna a todas las fuerzas políticas y represente realmente al país.
«El presidente de la República tiene los medios de imponer una situación política nueva y eso es lo que yo haré», aseguró, convencido de poder pasar a la segunda vuelta de las elecciones de abril y mayo.
Sarkozy y Royal, que hasta ahora ignoraron a este tercer hombre que lucha por la presidencia, han decidido cambiar de táctica esta semana y han convertido a Bayrou en el blanco de sus críticas.
Para el candidato de la UMP, el aspirante centrista predica un retorno al pasado político francés, donde la confusión de partidos hace que ninguno pueda gobernar.
«Todas las fuerzas políticas se quieren dividir la tarta y el resultado es una política amorfa», explicó.
Según el director de campaña de Sarkozy, Claude Gueant, el plan de gobierno de unión nacional defendido por Bayrou es «ilusorio».
En palabras del portavoz del gobierno, Jean Franí§ois Copé, su programa es muy ambiguo. «Su discurso, que no es ni de derechas ni de izquierdas, lleva a un callejón sin salida», estimó.
Para Royal, la división entre derecha e izquierda y la identidad política son necesarias para que los franceses «puedan elegir entre dos modelos de sociedad y dos visiones del mundo que se oponen».
En un intento de marcar las diferencias con Bayrou, la candidata socialista le dio un claro empujón hacia la derecha para situarlo en la misma corriente política que Sarkozy. «No resolveremos los problemas de Francia con una pizca de social en un océano de liberalismo», explicó.
Los autores de los sondeos explican que Bayrou ganó adeptos tanto entre la izquierda que está decepcionada por Royal como en la derecha que observa con miedo las ideas demasiado radicales de Sarkozy.
«El fenómeno Bayrou es frágil pero inquietante porque se produce en el centro y no en la extrema derecha o izquierda», advirtió Jerí´me Sainte Marie, del instituto BVA.
Sin embargo, estos mismos institutos de opinión advierten también de que la tendencia actual podría mudar radicalmente ya que «los partidarios de Bayrou son los más volátiles» de todos y no están totalmente seguros de votar por él, según Frédéric Dabi de la consultora Ifop.
«El principal desafío del candidato será asentar a sus electores», aseguró.