Encuesta: Latinoamericanos, los más felices


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La gente más feliz del mundo no está en Qatar, la nación de mayor riqueza económica según varios criterios de evaluación. Tampoco reside en Japón, el país con la mayor esperanza de vida, ni en Canadá, que pese a ser líder mundial en el número de graduados de la educación superior no figura siquiera en los 10 primeros puestos cuando de felicidad se trata.

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Por MICHAEL WEISSENSTEIN MEXICO / Agencia AP

Una encuesta a casi 150 mil  personas en todo el mundo reveló que siete de los 10 países con las actitudes más positivas en su población se encuentran en América Latina.

Muchas de esas siete naciones suelen estar muy mal evaluadas en los estudios sobre parámetros tradicionales de bienestar, como Guatemala, un país arrasado por décadas de guerra civil seguidas por una oleada de criminalidad y pandillerismo, la cual ha derivado en uno de los mayores índices de homicidios a nivel mundial.

Guatemala se ubica apenas arriba de Irak en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, que toma en cuenta datos de expectativa de vida, educación e ingreso per cápita. En contraste, es séptima en sentimientos felices.

«En Guate, la cultura es de personas amigables que siempre están sonriendo», dijo Luz Castillo, de 30 años, quien da lecciones de surfing. «Además, todos los chapines, a pesar de los problemas que enfrentamos, estamos rodeados de mucha belleza natural que nos permite escaparnos. Somos el país de la eterna primavera y ese clima influye mucho».

Gallup Inc preguntó en el último año a cerca de 1.000 personas en cada uno de los 148 países abarcados por su estudio si sentían que descansaban lo suficiente, se les trataba con respeto, sonreían o reían mucho, aprendían o hacían algo interesante, y si experimentaban sentimientos de gozo.

En Panamá y Paraguay, el 85% de los entrevistados respondieron afirmativamente a las cinco preguntas, con lo que esos países se ubicaron en los dos primeros lugares de la lista. Muy de cerca les siguen El Salvador, Venezuela, Trinidad y Tobago, Tailandia, Guatemala, Filipinas, Ecuador y Costa Rica.

La gente que reportó menos emociones positivas vive en Singapur, la ciudad-estado adinerada y ordenada que figura entre los países más desarrollados del mundo. Otras naciones ricas se ubicaron también en lugares sorprendentemente bajos en la lista. Alemania y Francia empataron con el empobrecido estado africano de Somalilandia, en el 47mo puesto.

Las naciones prósperas pueden ser también profundamente desdichadas. Y los países pobres pueden desbordar felicidad o al menos mostrarse bastante optimistas.

Se trata de una paradoja con implicaciones serias para un ámbito de estudio relativamente nuevo y controvertido, que se denomina economía de la felicidad. Este campo abarca las mejoras que puede realizar un gobierno para elevar el grado de satisfacción de su gente, más allá de mediciones tradicionales como esperanza de vida, ingreso per cápita y niveles de educación superior.

El reino de Bután, en el Himalaya, mide sus políticas por el impacto que tienen sobre un concepto denominado Felicidad Nacional Bruta.

El primer ministro británico, David Cameron, anunció un programa nacional de bienestar en 2010, como parte de una promesa para mejorar la vida de los ciudadanos tras los efectos de la recesión global. Una encuesta enviada a los domicilios de 200 mil británicos hace preguntas del tipo: «¿cuán satisfecho está usted con su vida actual?»

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que agrupa a 34 de los países más desarrollados del mundo, creó recientemente su Índice para una Vida Mejor, que permite a la gente comparar los distintos países con base en su calidad de vida, además del bienestar económico.

Algunos expertos consideran que ésta vía es peligrosa, pues permitiría que algunos gobiernos utilicen las percepciones públicas como una excusa para hacer caso omiso a los problemas. Algunos dijeron que, como un ejemplo de los riesgos, la encuesta de Gallup presenta quizás datos distorsionados, ante la propensión cultural que tendrían los latinoamericanos a evitar las declaraciones negativas, sin importar cómo se sientan en realidad.

«Mi reacción inmediata indica que esto está influido por distorsiones culturales», dijo Eduardo Lora, quien estudió las mediciones estadísticas de la felicidad como ex jefe de economistas del Banco Interamericano de Desarrollo.

«Lo que dice la literatura empírica es que algunas culturas tienden a responder a cualquier tipo de cuestión de una manera más positiva», dijo Lora, nacido en Colombia, la undécima nación más feliz.

En cuanto a los 10 países menos positivos, no fue raro encontrar a algunos ahí, como el caso de Irak, Yemen, Afganistán y Haití. Armenia ocupó el penúltimo peldaño.

«Sentirse infeliz es parte de la mentalidad nacional aquí», dijo Agaron Adibekian, sociólogo en Ereván, la capital de Armenia. «A los armenios les gusta el duelo, ha habido muchas tragedias en la historia de la nación. Los estadounidenses siguen sonriendo y evitan compartir sus problemas con otros. Y los armenios se avergüenzan de tener éxito».

Estados Unidos ocupó el 35to lugar.

Jon Clifton, socio de Gallup, reconoció que la encuesta midió en parte la tendencia cultural a expresar ciertas emociones positivas o negativas. Pero consideró que los escépticos no deberían menospreciar la expresión de las emociones positivas como un fenómeno importante en sí mismo.

«Esas expresiones son una realidad, y eso es exactamente lo que tratamos de cuantificar», dijo. «Creo que hay una emotividad más positiva en estos países».

Algunos latinoamericanos dijeron que la encuesta abordó un tema fundamental en sus países, un hábito compartido por millones de personas que se enfocan en los aspectos positivos de la vida, como los amigos, la familia y la religión, pese a las dificultades cotidianas.

Carlos Martínez estaba sentado a la mesa con 11 colegas, trabajadores de la construcción, en un restaurante de la capital panameña. Compartía con ellos empanadas de maíz, pollo frito y café antes de dirigirse al trabajo en uno de los cientos de edificios que se han construido durante un auge económico de un año, apoyado en parte en el éxito del Canal de Panamá. La bonanza ha abatido los índices de desempleo pero también ha agravado el tránsito de vehículos y los índices de delincuencia.

Martínez se dijo infeliz por la criminalidad, pero «contento» con su familia.

«Pero de manera general, feliz, porque es un país con mucha riqueza natural, que es importante para el mundo», dijo, en referencia al Canal. «Como caribeños, somos gente de fiesta, de comer bien y vivir lo mejor que se pueda. Aquí tenemos muchas posibilidades, sólo hay que sacrificarse un poco más».

Singapur se ubica 32 lugares arriba de Panamá en el Índice de Desarrollo Humano, pero la situación se invierte en la encuesta de la felicidad. Y el panorama parecía desolador el miércoles para Richard Low, ejecutivo de 33 años en la próspera metrópolis asiática.

«Trabajamos como perros y nos pagan con maní. Apenas hay tiempo para las fiestas o para relajarse, porque siempre hay que pensar en lo que viene, en cuándo vence el siguiente plazo o cuándo es la siguiente reunión. No hay una percepción del equilibrio entre el trabajo y la vida aquí», lamentó.

En Paraguay, empatado prácticamente con Panamá como la nación más positiva, la vendedora callejera María Solís consideró que las adversidades económicas no deben atentar contra la felicidad.

«La vida es corta y no hay motivos para estar triste», comentó. «Porque aunque seamos ricos, los problemas siempre existirán». Debemos reírnos de nosotros mismos».

Citas de los más y los menos optimistas en el orbe

Comentarios de las personas en los países clasificados como los más optimistas y los menos optimistas del mundo, según una encuesta de Gallup.

LOS MAS OPTIMISTAS

1. PANAMÁ

«Por naturaleza somos muy felices. Tenemos nuestros problemas en la vida pero olvidamos pronto y comenzamos a vivir de nuevo; es como una cuestión de cultura»: Hildaura Ortega, profesora de inglés de unos 30 años en Ciudad de Panamá.

1. PARAGUAY

«Las personas del campo, los campesinos, son alegres y dicharacheros a pesar de los problemas de la vida cotidiana, pero los individuos citadinos, los que se incorporaron a la rutina urbana, son muy individualistas y más fríos porque la vida en la ciudad es veloz y muy competitiva»: Franca La Carrubba, decana de Psicología de la Universidad Autónoma del Paraguay.

3. EL SALVADOR

«Los salvadoreños positivos, muy contentos, amables, pero eso no significa que seamos felices, entiende, vivimos en un país con salarios bajos, donde muchos no tienen trabajo y estamos amenazados por las pandillas, los narcotraficantes»: Juan Carlos Hernández, empleado bancario en San Salvador.

5. TRINIDAD Y TOBAGO

«Como personas, estamos relajadas, incluso en asuntos serios. Tomar la vida de esa manera incluso frente a dificultades es bueno para la salud»: Hugo James, de 35 años, redactor de anuncios en una agencia de publicidad.

5. TAILANDIA

«No aspiro a ser rey. Sólo quiero tener suficiente; una casa, un carro, un poco de ahorro. Eso me basta para ser feliz, mientras que los ricos sólo quieren más»: Natthinee Sriboonmee, de 32 años, vendedor de ropa en Bangkok.

7.- GUATEMALA

«Están acostumbrados a tantos problemas que ignoran lo que está pasando y hacen sus vidas al margen de esto»: Estefani Brolo, cantante de 28 años en Ciudad de Guatemala.

7.- FILIPINAS

«Estar con mi familia me hace feliz… Nos divertimos juntos como familia… Pasamos tiempo y oramos juntos. Ellos son mi inspiración. Si todos estamos saludables, me siento feliz. Nada supera eso»: Felicio Sayat, de 35 años, guardia de seguridad que trabaja 12 horas al día en un estacionamiento en Manila.

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LOS MENOS OPTIMISTAS

1. SINGAPUR

«Hay tanta presión para tener un desempeño conforme a las expectativas y ajustarse a las normas aquí que creo que eso anula nuestra felicidad personal… La mayoría de mis chicos prestan mucha atención y dedican muchas horas a la escuela. Como maestra, uno quiere lo mejor para sus estudiantes, pero no puede evitar la sensación de que ellos se pierden su niñez»: Fung Yeewai, de 25 años, profesora de tiempo parcial.

2. ARMENIA

«En cuanto a mí, me siento bien y no veo razón para estar infeliz. Pero muchas personas que conozco están infelices por diversos problemas»: Lilit Babadzhanian, de 28 años, empleada médica en Ereván.

4. GEORGIA

«Han ocurrido muchos conflictos tras el derrumbe soviético y hay muchos refugiados»: Marina Kupreishvili, de 52 años, doctora.

4. SERBIA

«¿De qué podría uno sentirse feliz? ¿De la pobreza, de la falta de empleo e incluso de la posibilidad de nuevas guerras? Para nada. La única estrategia para muchos jóvenes aquí es irse lo más pronto posible. Entre más pronto, mejor»: Petar Jovanovic, estudiante de medicina, en Belgrado.

7. BIELORRUSIA

«Me quiero ir al extranjero. Es estúpido vivir en una dictadura en el centro de Europa. El miedo es lo que hace infelices a los bielorrusos. Todo mundo tiene miedo a que lo aplaste el estado. Vivir en Bielorrusia significa vivir sin libertad, sin dinero y sin futuro»: Maxim Luksha, de 20 años, estudiante de universidad.

8. LITUANIA

«Los lituanos se sienten infelices porque creen que no hay justicia sociológica en el país. Las condiciones para las empresas familiares no son propicias y la base para la economía lituana son las grandes empresas. Los salarios de los empleados son bajos y es injusta toda la situación social. Esto hace la principal diferencia entre Lituania y otros países en Europa»: Vladas Gaidys, director de opinión pública de la firma Vilmorus, en Vilna.