La visita que hará el presidente chino Hu Jintao la próxima semana a su homólogo norteamericano Barack Obama en Washington será una ocasión para encarrilar las relaciones chino-estadounidenses tras las numerosas discrepancias de los últimos meses.
El número uno chino mantendrá un encuentro con Obama al margen de la cumbre sobre seguridad nuclear que se celebrará el lunes y el martes en Washington, anunció la Casa Blanca.
«Creemos que podemos responder a los desafíos que encara nuestra relación», declaró esta semana el viceministro de Relaciones Exteriores, Cui Tiankai, durante una conferencia de prensa sobre este viaje.
«China y Estados Unidos pueden tener divergencias sobre muchos temas, sobre todo la crisis económica mundial y el comercio, pero no podemos ignorar el hecho de que los dos tienen intereses comunes», dijo Cui.
En los últimos meses no faltaron discrepancias: ventas de armas estadounidenses a Taiwán, reunión entre Obama y el Dalai Lama, presiones norteamericanas para que China revalúe el yuan y apoye sanciones contra Irán, así como la salida de hecho de Google de China continental.
Pero las recientes declaraciones apaciguadoras de las dos partes demuestran que Washington y Pekín están dispuestos a dejar atrás los temas que generan fricciones.
El jueves por la noche, el secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geitner, hizo una visita sorpresa a China para mantener un encuentro en el aeropuerto de Pekín con el viceprimer ministro para Asuntos Económicos Wang Qishan, con quien es muy probable que haya hablado del yuan.
Geithner también renunció a publicar el 15 de abril un informe sobre los sistemas cambiarios en el que China podía ser acusada de «manipular» el nivel de su moneda, es decir una declaración belicosa que coincidiría prácticamente con la visita de Hu a Washington.
China aceptó, por su lado, asistir el pasado jueves en la sede de la ONU en Nueva York a la reunión del grupo de seis potencias que negocian una solución al expediente nuclear iraní para abordar la posible imposición de sanciones a la República Islámica, aliado de Pekín.
Occidente sospecha que Teherán intenta dotarse de la bomba atómica escudándose en un programa civil. Las autoridades iraníes lo desmienten.
Hace más de una semana, Obama mantuvo una conversación telefónica con Hu Jintao que «mostró la importancia de trabajar juntos para garantizar que Irán cumpla con sus obligaciones internacionales», informó la Casa Blanca.
La presencia del presidente Hu en la cumbre de Washington hace que esta reunión internacional, que se celebra por iniciativa de Obama, tenga más peso.
«Pese a un descontento persistente, China no está dispuesta a hacer descarrilar la relación con Washington y quiere superar las querellas para que las dos potencias avancen», escribió en Internet Zhu Feng, especialista de las relaciones chino-estadounidenses de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad de Pekín.
Aún así quedarán temas sin resolver.
«El presidente Hu asistirá a esta cumbre nuclear porque afecta a la no proliferación y a la paz mundial», explicó a AFP Yan Xuetong, director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Tsinghua.
«Su participación no significa que ya no existen problemas sobre la venta de armas estadounidenses a Taiwán o el encuentro con el Dalai Lama. No se han resuelto», dijo.
Pekín considera que estos dos asuntos atañen su soberanía y no son negociables.