Un planeta recién descubierto es inquietantemente similar a la Tierra y está situado fuera de nuestro sistema solar en un área que parece ser el lugar ideal para que exista vida, con excepción de una complicación. Que es demasiado grande.
El planeta está situado en medio de una zona conocida por los astrónomos como Goldilocks, ese lugar difícil de hallar donde no hace demasiado calor ni demasiado frío, donde el agua, que es esencial para la vida, no se congela ni hierbe. Y tiene una superficie parecida a la de un centro comercial donde la temperatura es de casi 22 grados centígrados (72 Farenheit), afirman los científicos.
La confirmación del descubrimiento del planeta fue anunciada ayer por la Agencia Nacional de Aeronáutica y de Espacio (NASA) junto con otros hallazgos de su telescopio Kepler, que se lanzó a la búsqueda de nuevos planetas desde el 2009.
Se trata del primer planeta confirmado situado en la zona habitable por Kepler, que ya ha encontrado otros planetas rocosos parecidos a la Tierra en otros lugares. En otras dos ocasiones previas los astrónomos han anunciado el hallazgo de un planeta en esa zona, pero ninguno ha sido prometedor.
«Se trata de un descubrimiento fenomenal en el curso de la historia humana», destacó Geoff Marcy de la Universidad de California, en Berkeley, uno de los pioneros dedicado a la caza de planetas fuera de nuestro sistema solar, en un mensaje electrónico. «Este descubrimiento demuestra que nosotros los Homo Sapiens nos esforzamos fuera del universo para hallar planetas que nos recuerden a nuestro hogar. Casi estamos ahí», destacó.
El nuevo planeta llamado Kepler-22b —tiene aspectos importantes que comparte con la Tierra. Circula alrededor de una estrella que podría ser el mellizo de nuestro sol y a casi la misma distancia. El planeta tiene un año de 290 días e incluso cercano al nuestro. Es probable que tenga agua y roca.
El único problema es que el planeta es demasiado grande para que exista vida en la superficie. El planeta es más grande 2,4 veces más que la Tierra. Podría ser más parecido a Neptuno que tiene gas y líquido con solo un núcleo rocoso y mayormente cubierto de océanos.
«Es tan emocionante imaginar las posibilidades», agregó Natalie Batalha, subdirectora de ciencias del Kepler.
El planeta está situado a 600 años luz de distancia. Cada año luz tiene 5,9 billones de millas. A un transbordador espacial le tomaría 22 millones de años para llegar ahí.