Ya nadie se acordaba de esa presentación de Malcolm X en Brown University, y menos del curioso encuentro entre el radical luchador por los derechos cívicos y un jovencito de espejuelos que llegaría a ser uno de los principales diplomáticos estadounidenses.
La grabación de audio del discurso que pronunció Malcolm X en 1961 en Providence hubiera seguido enterrada en el olvido de no ser por un estudiante de 22 años de Brown que se cruzó fortuitamente con una referencia a esa presentación en un viejo diario de la universidad. El estudiante, Malcolm Burnley, encontró la grabación de la visita en los archivos de la universidad.
«Nadie la había escuchado en 50 años», le comentó Burnley a The Associated Press. «No hay muchas grabaciones de él de antes de 1962. Y éste es un discurso único. Nada que ver con los que había pronunciado antes».
En el discurso del 11 de mayo de 1961, pronunciado ante una audiencia de estudiantes y algunos profesores mayormente blancos, Malcolm X combina un humor y un razonamiento mordaces para plantear que los negros no deberían tratar de integrarse a la sociedad blanca, sino forjar su propia identidad y su propia cultura.
Por entonces Malcolm X tenía 35 años y era fiel militante de la Nación del Islam, un movimiento separatista negro. Sería asesinado cuatro años después, tras romper con esa agrupación y promover una ideología más global y espiritual.
El legado de la esclavitud y el racismo, le dijo a una audiencia de unas 800 personas, «hizo que 20 millones de negros sean personas muertas. Muertas económica, mental y espiritualmente. La integración no va a sacar a una persona de la tumba».
La grabación no fue el único hallazgo de Burnley. El estudiante descubrió que uno de los miembros de la audiencia era igualmente fascinante.
Malcolm X aceptó ir a Brown tras leer un artículo sobre el creciente movimiento musulmán negro publicado por el periódico universitario Brown Daily Herald. La autora del artículo fue Katharine Pierce, joven estudiante del Pembroke College, como se llamaba entonces la casa de estudios para mujeres de Brown, y fue escrito para una clase de estudios religiosos. Le llamó la atención el editor del periódico, Richard Holbrooke.
Con el tiempo, Holbrooke llegó a ser uno de los diplomáticos más importantes de su época. Fue embajador en Alemania tras la reunificación, embajador ante las Naciones Unidas y asesor especial del presidente Barack Obama para Pakistán y Afganistán. Falleció en el 2010 a los 69 años.
En 1961, Holbrooke tenía 20 años y quería usar el diario estudiantil para estudiar las relaciones raciales. Era un interés inusual en una universidad de élite en la que había apenas un puñado de estudiantes negros.
El artículo de Pierce fue publicado en la revista del diario. Fue la primera mujer cuyo nombre apareció en la tapa, junto al nombre de la revista.
De alguna forma, el artículo llegó a manos de Malcolm X. Sus colaboradores y Holbrooke arreglaron los detalles de la visita con semanas de anticipación. Las autoridades del campus se mostraban inquietas. Después de todo, dos universidades — la de California en Berkeley y el Queens College de Nueva York — habían prohibido la presencia de líder negro.
Las entradas costaban 50 centavos y se agotaron en poco tiempo. Unas 800 personas desbordaron un salón con capacidad para 500.
Pierce presentó a Malcolm X y recuerda vívidamente ese momento.
«Vino rodeado de personal de seguridad», relató. «Daba la sensación de que era alguien importante. Era muy buen mozo y extremadamente carismático. Yo estaba anonadada de que mi trabajo para una clase hubiese dado lugar a algo como esto».
En su discurso, Malcolm X expuso las ideas de los Musulmanes Negros y dijo que los negros estadounidenses no podían sentarse a esperar que los blancos les diesen la igualdad.
«No, no estamos contra los blancos», afirmó. «Pero no tenemos tiempo para el hombre blanco. El hombre blanco está arriba, es el que manda, ya es un ciudadano de primera clase. Pierdes el tiempo hablando con el hombre blanco. Nosotros estamos trabajando con nuestra propia gente».
Richard Nurse, uno de los primeros tres estudiantes negros admitidos en la clase de 1961 de la Brown University, fue a escuchar el discurso. Estaba en contra del ideario de Malcolm X.
«Creía firmemente en la integración. Asistía a la Brown University», expresó en una entrevista telefónica desde su casa en Nueva Jersey. «Pero me confundió un poco. Nunca había escuchado a un negro hablar públicamente con la fuerza con que lo hizo Malcolm X esa noche. Fue algo estremecedor».
Nurse, quien hoy tiene 72 años y se jubiló tras enseñar en la Rutgers University, dijo que el discurso no lo hizo cambiar de parecer en su momento. Pero que años más tarde comprendió mejor el mensaje de Malcolm X, cuando, sirviendo en el ejército, le prohibieron el ingreso a clubes y cines de las USO (United Service Organizations, una agrupación sin fines de lucro que ofrecía recreación a miembros de las fuerzas armadas) en el sur.
Pierce dijo que el discurso la puso en contacto, a ella y a otros estudiantes, con una cara desconocida de Estados Unidos. Y le da crédito a Holbrooke por llevar a Malcolm X al campus.
El profesor de la Universidad Lehigh Saladin Ambar, que está escribiendo un libro sobre una visita de Malxolm X a la Universidad de Oxford en 1964, dijo que la aparición de cualquier grabación es algo que hay que celebrar.
«Los mejores discursos de Malcolm han desaparecido», expresó. «No están bien documentados, como deberían, considerando su fuerza como orador».